Mi compañera Charlie ya lo expresaba abiertamente: Charlene preciosaaaaaa. Tal alegría venía dada por el vestido de novia que la exnadadora había escogido para subir al altar. Un vestido de novia de Armani Privé que tanto estábamos esperando.
A diferencia de la boda inglesa, en la cual no se conoció el diseñador elegido hasta que la princesa Catalina salió en el coche hasta la Abadía de Westminster, la boda real de Mónaco no tenía tanta expectación respecto al vestido. Está claro que lo queríamos ver, pero nos podíamos hacer a la idea de por dónde iban a ir los tiros, más aún habiendo consultado a un buen número de diseñadores españoles estos días.
La particularidad de Charlene Wittstock son los hombros. Los consejos de los diseñadores españoles se centraban en esta parte del cuerpo, la cual había que disimular al máximo posible para ocultar la corpulencia y musculatura ganada con la natación. Armani supo hacerlo genial con un vestido strapless en un escote barco que le sentó fantástico.
Las recomendaciones minimalistas también se llevaron a la práctica.
Y la duda de si incorporaría algo de encaje u otras opciones quedó resuelta con un bordado por buena parte de la superficie.
Aunque para espectacularidad la larga cola del vestido.
Sin olvidar el velo de tul.
Fotos | GTres
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