El viernes debutó en Cibeles José Castro, un diseñador de amplia trayectoria internacional y nacional. Ha trabajado para Dolce&Gabanna, Givenchy y para marcas como Desigual o Miró Jeans. Además es miembro de la Federación Francesa de Costura y Sarah Jessica Parker lució sus vaqueros en Sexo en Nueva York.
Sus anteriores colecciones con su propia marca las presentó en París y en Barcelona, pero ahora llega el turno de debutar en Cibeles, y viendo en directo lo brillante de su colección, espero que se quede por nuestras tierras por mucho tiempo.
El desfile empezó con trajes sastre modernizados mediante chaquetas cortas cruzadas y pantalones harem, en negro y con telas brillantes. La silueta se ciñe a la cintura, con faldas a la altura de la rodilla en un estilo elegante y femenino.
En sus creaciones destacan los volúmenes, conseguidos gracias a frunces, volantes, drapeados, y pliegues en forma de flores, marcando caderas y hombros. Además, las prendas se decoran con plumas y lentejuelas.
Las pieles forman una parte fundamental de su colección. Pieles de animales como las ratas, que son tratadas y teñidas en colores como el rojo y el amarillo. Los chaquetones de pieles y de cuero también destacan por su volumen, sobre todo en cuellos y mangas.
Hasta que salió a la pasarela un chaquetón de dimensiones obscenas, que incluso se ondulaba al andar. Ante la pregunta que nos surgió a los allí presentes ¿cuántos animales ha hecho falta matar para hacer este abrigo?, se empezaron a oír los primeros silbidos.
Pero en este tiempo de lo políticamente correcto, una exhibición así de pieles de animales no podía quedar sin justificación. A partir de entonces todas las modelos salieron con las manos manchadas de pintura roja. Manos ensangrentadas con la sangre de los animales. Las modelos empezaron a manchar de rojo las telas de los impolutos vestidos blancos y de los chaquetones de pieles que desfilaron a partir de entonces.
Olvidando la anécdota, hay que quedarse con el talento de este diseñador capaz de sorprender, emocionar y crear cosas tan bellas.
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