El puré de patatas es una preparación de las más socorridas de la gastronomía universal. No solo sirve para acompañar una gran variedad de recetas sino que se prepara con ingredientes que todos solemos tener siempre en la despensa. Además, de lo fácil de hacer que es. No obstante, la sencillez del proceso más popular que consiste en hervir las patatas en agua; añadir un poco de mantequilla y leche y triturarlas hasta conseguir una textura suave, no es el único. Existen otros métodos que pueden elevar el puré a un nivel superior de sabor y cremosidad.
Simplemente con añadirle a la receta algún ingrediente adicional o variando la técnica se puede transformar un puré de patatas común y corriente en una delicia gourmet de chef. Un buen ejemplo es el puré de patata al estilo francés, que se enriquece con queso y el resultado es una crema muy suave que se estira al coger cada cucharada. Podemos ponernos creativos y agregar ingredientes que realcen aún más su sabor como: nata, queso rallado, aceite de oliva virgen extra o incluso una yema de huevo. No obstante, también están estos dos trucos que te explicamos a continuación.
Cocer las patatas en caldo
La primera técnica consiste en cocer las patatas en caldo de verduras o de carne, en lugar de en agua. Esto les da una profundidad de sabor que no se puede lograr con agua. El resultado final es un puré mucho más sabroso y aromático. Además, se puede utilizar caldo comercial aunque, si es casero, el resultado será mejor aún.
Solo hay que cocer las patatas en el caldo tal y como lo haríamos si fuera agua, hasta que se ablanden. Una vez cocidas, escurrimos las patatas (reservando un poco de caldo) y las machacamos. Después, añadimos poco a poco el caldo reservado, hasta conseguir la textura deseada. Eso sí, ojo con la sal añadida porque el caldo ya aporta un sabor salado natural.
Nadin Sh
Cocer las patatas en leche
Este es un método perfecto para conseguir un puré muy cremoso y suave. Y es que la leche no solo aporta cremosidad, también un ligero dulzor que complementa perfectamente el sabor de las patatas. Para seguir este método, simplemente, cúbrelas con leche en una sartén y cocínalas a fuego medio (y nunca alto), revolviendo de vez en cuando para evitar que la leche se queme.
Una vez que las patatas estén blandas, escurrimos la leche, reservando un poco para ajustar después la consistencia del puré. No obstante si eres intolerante a la lactosa o vegano, también se puede hacer con leches vegetales que aguanten bien el calor como la de arroz, la de avena o la de almendras.
Un truco extra es que hay que triturar las patatas mientras aún estén calientes si queremos obtener una textura más suave. Aunque para obtener uno que sea extremadamente suave, lo mejor es pasarlo por un colador o procesador. Pero sin pasarse porque esto puede derivar en que el puré quede pegajoso.
Foto de portada | Parnis Azimi
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