Natalia Vodianova, es uno de los máximos exponenentes que ha dado la gran cantera de modelos rusa en los últimos años. Conocida como la "cenicienta" de las pasarelas debido a su humilde origen, esta chica ha conseguido abrirse un hueco y aprovechar la oportunidad en el momento adecuado.
Su mirada infantil, incluso traviesa y ese aspecto de chica adolescente que le acompaña desde que se dió a conocer, son algunos de sus rasgos más llamativos a los que ha sabido sacar provecho a la perfección.
La historia de Natalia Vodianova la verdad que es digna de película de Antena 3, un sábado a la hora de la sobremesa. Nacida en 1982 en la ciudad rusa de Nizhny Novgorod, con 26 años ya es madre de dos niños y una niña.
Su padre se marchó de casa cuando ella tenía dos años y su madre ha tenido 3 hijas, contando a Natalia, cada una con un padre distinto. Por si fuera poco, una de sus hermanastras sufre problemas de retraso mental y está en silla de ruedas.
Desde muy pequeña ya tuvo que ayudar a su madre para intentar sacar adelante a la familia, ya que ella era la mayor de las hermanas. Desde los 11 años, Natalia trabajaba en el mercado de Nizhny Novgorod, su ciudad natal, junto con su madre en una frutería. A los 15 años cansada de su situación familiar, decidió independizarse y se fue a vivir con una amiga.
Coqueta y presumida, el poco dinero que conseguía ahorrar, confiesa que se lo gastaba en ropa de imitación. La moda era una de sus pasiones que dificilmente se podía permitir. Su belleza era incontestable y decidió probar suerte en una agencia de modelos local, compaginando su trabajo en la frutería, pensando que sería una buena manera de ganar un dinero extra.
Tras unos años en los que no obtuvo mucho éxito, de casting en casting, a los 17 años le llegó la oportunidad. Un ojeador de una agencia de París vió futuro en esta joven muchacha, la única condición que puso es que tenía que aprender inglés en tiempo récord si quería tener su oportunidad en París.
Y Natalia Vodianova no desaprovechó la oportunidad, se fue a Moscú a aprender inglés durante tres meses, y justo después cogería su primer avión con destino a París para firmar con la agencia Viva. Sus primeros ingresos eran bajos, normal para una modelo que comenzaba, pero multiplicaba lo que ganaba en Rusia.
Tendría que esperar un año para poder conseguir trabajos realmente grandes. En Julio del 2000 conseguiría ser portada de la versión francesa de Elle, lo que supuso su despegue definitivo. Ese mismo año conocería al que hoy es su marido, Justin Portman, un aristrócata inglés multimillonario, 13 años mayor que ella.
Sus primeros pasos en la pasarela los daría en París en octubre del 2000, mostrando sus 1,76 y sus 87-63-89, con propuestas del diseñador Dice Kayek.
A primeros del 2001, con 19 años, ya desfilaría para Custo, Paco Rabbane, Marc Jacobs o Balmain entre otros. Todo iba a un ritmo vertiginoso, también su vida amorosa. Tan sólo unos meses después de conocer a Justin quedaría embarazada de su primer hijo, Lucas. Sin duda, un mal momento para quedarse embarazada ahora que ya había conseguido meterse en el tan complicado mundo de las pasarelas.
La impresión que dejó Natalia sobre las pasarelas antes de dar a luz fue inmejorable, prueba de ello es que a las dos semanas después de nacer su primer hijo ya tenía propuestas para volver a desfilar. Y aceptaría esas propuestas para volver a lo grande, abriendo el desfile Otoño-Invierno de Yves Saint Laurent en 2002. Poco después firmaría un contrato con Gucci para ser imagen de su línea de perfumes.
El 2002 y el 2003 serían los años dorados de Natalia Vodianova sobre las pasarelas encumbrándose como lo que es en la actualidad, toda una top model. Más de 50 desfiles por temporada, desde Chanel, Valentino, Givenchy, Louis Vuitton y un largo etcétera. No faltarían tampoco sus campañas publicitarias, convirtiéndose en imagen mundial de L'Oréal.
También haría sus pinitos en el mundo del cine, en un pequeño papel en la película CQ de Roman Coppola, hijo del mítico director e incluso participaría en el video clip de la canción I get Along de Pet Shop Boys.
El 2004 y el 2005 supone un pequeño paréntesis de Natalia en las pasarelas, sólo la veríamos desfilando puntualmente para Yves Saint Laurent y para Calvin Klein, siendo su imagen mundial durante 3 años. La actividad de Natalia se había reducido principalmente para dedicarse más a su familia.
En el 2006 nace su segundo hijo, y todo parecía indicar que Natalia diría adiós a las pasarelas para siempre. Hasta el 2007 tan sólo podríamos verla en las campañas publicitarias de Calvin Klein con quien tenía un contrato de exclusividad.
En Septiembre del 2007 daría a luz a su tercer hijo, Viktor y unas semanas más tarde Natalia volvería a dar la sorpresa y regresaría a las pasarelas de la mano de Valentino en París. Ese mismo año desfilaría también para otros 6 diseñadores entre los que se encontraban Givenchy, Karl Lagerfeld, Yves Saint Laurent y Louis Vuitton entre otros, trabajo que compaginaría con alguna campaña publicitaria como la de David Yurman junto a Kate Moss.
En el 2008 apenas ha pisado las pasarelas, aunque lo poco que ha hecho ha sido a lo grande, con Valentino, abriendo y cerrando su último desfile de alta costura, desfilando para Diane von Furstenberg en su colección Resort y para Balenciaga en París. Sin embargo no deja de lado sus trabajos publicitarios, sigue siendo imagen de David Yurman, Louis Vuitton y hasta hace muy poco de la línea de maquillaje de Chanel. Ahora es la nueva imagen mundial de Guerlain tanto para su colección de maquillaje primavera-verano 2009 como para el perfume Shalimar, cuyo vídeo os dejamos a continuación.
Parece que ahora sí, ha expresado su deseo de abandonar definitivamente las pasarelas. Yo, sinceramente, creo que la volveremos a ver desfilar dentro de muy poco. Las pasarelas la necesitan.
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