Los cambios a lo largo de la vida son inevitables. Con el tiempo cambiamos el instituto por la universidad, la universidad por nuestro primer trabajo. Cambiamos también el hogar seguro de nuestros padres por un piso compartido, o nuestro primer apartamento como personas independientes. Nuestro momento sentimental y el estado de nuestras relaciones van cambiando y pasando por diferentes etapas.
Tenemos hijos o decidimos no tenerlos. Tal vez volvemos a cambiar de trabajo e, incluso de ciudad. Nuestras amistades van cambiando, conocemos gente nueva, perdemos el contacto con algunas personas que formaron parte de nuestra vida o quizás lo retomamos. Los cambios ocurren durante toda nuestra vida y, a veces, nos da miedo aceptarlos o llevarlos cabo. Por suerte, existen algunos trucos que nos pueden ayudar a aceptar con más facilidad esta parte de la vida.
Por qué nos dan miedo los cambios
Este miedo a los cambios no se limita a asustarnos, sino que en algunos casos nos paraliza y nos hace adoptar comportamientos poco adaptativos como la pereza o el autoengaño para no tener que cambiar. Los motivos por los que esto ocurre son variados:
Miedo a equivocarnos: cuando no cambiamos nada en nuestra vida no corremos ningún riesgo. Ya conocemos la situación, la dominamos y hay pocas posibilidades de que cometamos algún error. Al hacer un cambio, sobre todo si es importante y no tenemos garantías, existe la posibilidad de que nos equivoquemos y eso puede dar miedo y hacernos sentir vulnerables.
Miedo a lo desconocido: lo que conocemos es seguro. La sabiduría popular nos ha enseñado a tener miedo a lo que no conocemos, ya se sabe: "mejor malo conocido que bueno por conocer". Nos gusta conocer por dónde nos movemos y lo que nos espera. Sin embargo, al cambiar estamos entrando en una situación nueva que no sabemos qué nos depara.
- Miedo a no controlar la situación: a muchos de nosotros nos gusta tener el control de las situaciones. Lo conocido nos permite mantener una mayor sensación de control, ya que conocemos todas las posibles variables y la manejamos aceptablemente bien. Sin embargo, las nuevas situaciones pueden provocarnos cierta ansiedad y tensión ya que no conocemos todos los detalles, no sabemos qué va a pasar y nos acosa la incertidumbre lo que provoca una sensación de perdida control.
Herramientas para perder el miedo al cambio
Aceptar su inevitablidad
El primer paso para perder el miedo a los cambios es aceptar que estos son inevitables y que no existe nada que podamos hacer para evitarlos por mucho que intentemos huir de ellos. Debemos entender y aceptar que estamos cambiando incluso aunque nos neguemos a hacerlo y que los intentos de evitarlo o detenerlo son totalmente estériles.
Los cambios no solo pueden ser positivos, sino que nos pueden ayudar a conseguir las cosas que siempre hemos querido y no nos hemos atrevido a buscar. Por ello, resulta un mucho mejor uso del tiempo, además de menos frustrante, dedicar nuestros esfuerzos a buscar maneras de sobrellevar el cambio y sacar lo mejor posible de él.
Buscar soluciones
Involucrarnos en el cambio, informarnos de cuáles son nuestras opciones, de lo que puede ocurrir después y decidir. De esta manera, sentiremos que el cambio no es algo que nos sucede sin que nosotros podamos hacer nada para controlarlo, sino una situación que decidimos nosotras y que estamos controlando.
Entender el cambio como una posibilidad
Que cambiemos significa que estamos creciendo y evolucionando en vez de quedarnos estancados. Encontrarnos ante en un cambio es encontrarnos ante la posibilidad de seguir creciendo y convirtiéndonos en una mejor versión de nosotros mismos. Además, cambiar implica que nos estamos atreviendo a probar nuevas cosas y retándonos a nosotras mimas.
Apoyarnos en los demás
Buscar el consejo y el apoyo de nuestros seres queridos durante el proceso de cambio puede ser de gran ayuda. Estas personas pueden ofrecernos otros puntos de vista o darnos una perspectiva diferente a la nuestra. En ocasiones estamos tan involucrados en la situación que no somos capaces de ser objetivos.
Contar con la opinión y el punto de vista de otras personas nos puede ofrecer ese plus de objetividad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no estemos dejándonos llevar por la experiencia de los otros. Que alguien haya tenido una experiencia concreta ante un cambio no significa que los demás vayamos a vivir la misma situación. Debemos recordar que la decisión final siempre es nuestra.
Mantenernos positivas y flexibles
A los seres humanos se nos da muy bien pensar en todas las cosas malas que pueden pasarnos, pero no tan buenos en enfocarnos en las posibilidades positivas. Los pensamientos negativos aparecen de forma automática, por lo que debemos hacer un esfuerzo consciente para intentar centrarnos en lo positivo.
En ocasiones, es recomendable dedicar un tiempo a escribir en papel todos los resultados positivos que puedan sobrevenir del cambio. Pensar en ello nos ayudará a sentir menos miedo e, incluso, a desear dicho cambio.
Aceptar los riesgos
Los cambios pueden implicar riesgos. Esto no quiere decir que cada vez que nos enfrentemos a un cambio vayamos a sufrir algún riesgo, equivocarnos o sufrir alguna consecuencia negativa. Es más, lo más probables que no sea así. Sin embargo, debemos aceptar la posibilidad de que ocurra y hacer las paces con esa idea.
Una estrategia que funciona para ello es la de plantearnos cuáles son esos riesgos y qué capacidades tenemos para enfrentarlas. Saber que tenemos habilidades suficientes para controlar y superar cualquier riesgo que se nos presente nos dará una mayor sensación de control y eficacia.
Sobre todo, aceptar y comprender nuestras emociones con respecto al cambio y no ser demasiado duras con nosotras mismas por ello. Es normal que tengamos miedo, que los cambios nos asusten y nos asalten las dudas. Es absolutamente habitual que necesitemos tiempo par sentirnos seguros o para tomar una decisión. Por ello, debemos darnos ese tiempo y no juzgarnos más duramente de los que juzgaríamos a los demás.
Existen algunos libros, como el conocido ¿Quién se ha llevado mi queso? que puede ayudarnos a aprender más nuevas estrategias y a intentar aliviar la tensión que los cambios provocan en nuestras vidas.
Imágenes |La familia Belier, Boyhood, Giphy