La astenia primaveral afecta más a las personas mayores y así es cómo se puede combatir según los expertos

Con la primavera llega el buen tiempo, el sol, más horas de luz que se traducen en días más largos que disfrutar al aire libre, pero también puede aparecer en nuestras vidas la astenia primaveral.

Pero ojo porque no es considerada una patología sino que se trata de “un trastorno transitorio que padecen algunas personas durante la transición del invierno a la primavera”, explican desde la SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia).

Se trata de un trastorno bastante común puesto que afecta al 40% de la población, según datos de la misma asociación, y se caracteriza, entre otros factores, por tener una sensación general de cansancio, por la falta de energía, tener una mayor dificultad para concentrarse, una disminución del apetito sexual, trastornos del sueño, algo que también incidía significativamente con el cambio de hora en las personas mayores, migrañas, ansiedad, apatía… Aunque lo cierto es que los síntomas pueden variar en gran medida de una persona a otra.

Algunos datos que merece la pena destacar son que se calcula que entre el 10% y el 20% de los pacientes que acuden al médico de familia durante las primeras semanas de la primavera presentan cuadros asténicos y parece ser que esta sensación se estima que la padecerá hasta un 2% de la población en alguna etapa de la vida, según datos recogidos en Infogeriatría.

Como decíamos, aunque los síntomas pueden variar de una persona a otra los médicos de familia aseguran que tanto los niños como las personas mayores son las más vulnerables y, por ello, tener unos buenos hábitos de vida saludables será muy importante para sobrellevarlos.

Recomendaciones para mitigar los síntomas

Las recomendaciones por parte de los expertos para mitigar los síntomas en adultos mayores serían las siguientes:

Adaptarse gradualmente la rutina diaria a la nueva hora.
Llevar un horario regular del sueño.
Llevar un horario regular de comidas, menos alimentos calóricos y más frutas y verduras. Desayuno fuerte y cenas ligeras.
No es preciso el aporte de vitaminas, si no una correcta alimentación.
Abundante hidratación.
Realizar ejercicio moderado.