Joaquín siempre ha demostrado ser un español de pura raza. Le gusta nuestro país, nuestros paisajes y, en especial, la costa andaluza. Es un amante de su tierra y de sus costumbres. Se crió en el bar de su padre, situado en un barrio humilde de Sevilla, y cada tarde salía a jugar al fútbol con los algunos vecinos. Las noches de verano las pasaba con amigos y, cada domingo, la familia al completo se sentaba a la mesa para disfrutar de una buena paella.
Sánchez se ha criado entre tradiciones y así lo demuestran sus gustos. Adora la Semana Santa, tiene debilidad por el mundo del toro y jamás abandonaría la ciudad que lo vio nacer. Su adorada Sevilla es su refugio, su hogar. Vive a las afueras de la ciudad y su casa siempre está abierta para amigos y familiares.
En términos gastronómicos, Joaquín también es un hombre sencillo. Su plato favorito, lejos de estar plagado de caviar o trufa blanca, tan solo contiene un ingrediente secreto: el amor de su madre. Tal y como confesó durante una charla con Dabiz Muñoz, su comida preferida son las albóndigas con tomate de mamá.
Joaquín Sánchez
Y en el desayuno, como no podía ser de otro modo, Joaquín también cumple con la tradición. No come avena, quinoa, ni aguacate. Tampoco adorna sus yogures con semillas de chía ni tiene el congelador plagado de frutos del bosque congelados. Según elmira.es, Sánchez prefiere el menú de toda la vida: tostadas con aceite y pavo, zumo natural y café machado.
Fotos | Gtres
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