Pedro Sánchez sorprende con este gesto en la Cumbre Europea. Aunque ya se hacía en el Imperio Romano

Es uno de los primeros shocks culturales que muchos turistas sufren al llegar a España, pero es un gesto cargado de significado e historia

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Una de las costumbres españolas que más llama la atención en otras partes del mundo es nuestro saludo con dos besos en la mejilla. No importa si se trata de alguien muy querido o de una persona que nos acaban de presentar y que, tal vez, no vayamos a volver a ver en la vida. Ni una pandemia de Covid ha podido acabar con ella, para desgracia de quienes no son fans del contacto físico. Sin embargo, también es un gesto que se aplica con una serie de reglas no escritas que muchos pedimos revisar. Por el momento, Pedro Sánchez ha traído la conversación a la actualidad al romperlas en la Cumbre Europea de Granada. Aunque no ha sido la primera vez.

Si Robert Smith, de The Cure, en vez de ser inglés hubiera nacido en España, además de cantar eso de "boys don't cry", también podría haber hecho otro hit sobre cómo los chicos no se dan dos besos en la mejilla con otros chicos. Este saludo tan arraigado en nuestro país se remonta a tiempos de los romanos.

Ellos lo llamaban "osculum", una palabra que diferenciaba este beso entre conocidos que se encontraban en el Foro, en el Senado o en una celebración, del que daban en los labios a sus cónyuges. Incluso tenían otro término para el acto de besar a sus amantes.

Este gesto se consideraba una forma de saludo, de cerrar un acuerdo o simplemente una señal de respeto. Sería el equivalente a lo que hoy llamamos un apretón de manos. En la Antigua Roma, sin embargo, era un beso que se daba en la mejilla y en público, y era bien visto entre ciudadanos romanos que compartían cierto estatus social similar.

La tradición continúo después con el cristianismo y se usó en las ceremonias religiosas. De hecho, San Pablo, en su Epístola a los romanos, recomienda a sus fieles saludarse "con un beso sagrado". Y hasta nuestros días se ha conservado en varios países europeos, como en Holanda, donde se dan hasta tres besos en las mejillas, Dinamarca y algunas zonas de Rusia.

De hecho, en Rusia es normal ver a dos hombres saludándose de esta forma, al igual que ocurre en algunos países de Medio Oriente. Por el contrario, en España, los hombres besos en la mejilla están reservados a mujeres y personas del colectivo LGBTQ+, mientras que los hombres (sobre todo, heterosexuales) suelen saludarse dándose la mano.

De este modo, hay mujeres que han salido a señalar, en los últimos años, el carácter sexista de esta costumbre y a reclamar su derecho a dar la mano en lugar de ser besadas por defecto. También tenemos a Pedro Sánchez, que se ha dejado grabar y fotografiar, como presidente del Gobierno, saludando a otros hombres con un "osculum".

Es más, acaba de suceder en la visita de los líderes europeos a la Alhambra de Granada, donde Sánchez recibió con dos besos a Gauthier Destenay, marido del primer ministro de Luxemburgo. Rápidamente, se convirtió en uno de los momentos más comentados de la velada por lo inusual de la imagen en un acto tan protocolario. Sin embargo, no es la primera vez que vemos al líder del PSOE hacerlo.

Muy comentados han sido siempre sus encuentros con Macron, que empiezan con afectuosos besos en la mejilla y mucho contacto corporal. Tal vez ayude el hecho de que en Francia también conservan el saludo social con besos. No se sabe muy bien el origen de esta costumbre. La más popular apunta a que empezó como un gesto de paz, pues demostraba que no se sostenía un arma. No obstante, de lo que todavía estamos a tiempo es de escribir su futuro como nosotros queramos.

Foto de portada | Gtres

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