Cuando tienes uno de esos días en los que te sientes supermotivada para aplicarte todo el zafarrancho de cremas que tienes, te aconsejo que empieces por el rostro y termines por el cuerpo.
Esos días que te dispones a tomarte todo el tiempo después de la ducha son geniales. Deberíamos tenerlos más a menudo pero es cierto que nuestra ajetreada vida nos condiciona. Pero hay que buscar ese tiempo: desestresa y relaja cuerpo y mente. Yo llego incluso a cerrar el móvil: ¡no estoy para nadie durante 30 minutos!
Al salir de la ducha, no es que haya un orden concreto para aplicarte los tratamientos pero los corporales podrían tener reacciones negativas al contacto con el rostro. Si te aplicas un anticelulítico que provoca un cambio de temperatura, ya sea frío o calor, hay que lavarse muy bien las manos para que no haga el mismo efecto en la cara al aplicarte seguidamente el serum o la hidratante.
Aunque en menor proporción, esos restos del cosmético también reaccionarán al contacto con la piel de la cara. Me pasó un par de veces con un anticelulítico crioactivo: no veáis mi sorpresa cuando sentí que mi cara tenía zonas que se estaban enfriando por momentos.
Otra precaución es con las hidratantes corporales perfumadas. Ese día inspirado, te aplicas esa crema perfumada que reservas para ocasiones especiales. Si seguidamente te ocupas de tu rostro y empiezas con el contorno de ojos, podría irritarte el perfume que quedó en tus dedos.
Ya que es fácil, ten la precaución de empezar con la rutina facial y luego la corporal. Así evitas posibles sorpresas o alguna reacción alérgica, especialmente las que tengáis ojos o piel sensible.
Foto | [mi:m], alvaro tapia hidalgo
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