Todo comenzó en Francia hace unos meses, allí las autoridades galas prohibieron los aumentos de mamas con fines estéticos hasta nuevo aviso tras haber detectado que los implantes “impedían una palpación clínica adecuada“, algo que ya hizo encender las primeras luces de alarma en nuestro país.
Pero por si fuera poco, hace unos días desde el país galo llegaban nuevas noticias: el Instituto Nacional Oncológico descubrió que las prótesis de la empresa PIP (Poly Implant Prothèse) tienen un alto riesgo de “ruptura” y de causar “reacciones inflamatorias” en sus portadoras, por lo que recomendaba la retirada de estos implantes, algo que afectaba a casi 30.000 mujeres francesas.
Demasiadas coincidencias en poco tiempo es algo poco menos que sospechoso, el caso es que ahora es el Ministerio de Sanidad español el que ha tomado una nueva determinación a la vista de las noticias que vienen desde Francia: solicitar a las portadoras de implantes PIP que se pongan en manos de su médico para evaluar si es preciso o no retirar su implante, aunque con caracter “preventivo y no urgente“.
El problema es que por la sanidad pública son cerca de 700 los implantes PIP relizados (todos ellos en la Comunidad Valenciana) pero se desconoce el número exacto de casos que han recurrido a clínicas privadas para la realización de este tipo de implantes ya que no existe un registro global, aunque se sospecha que el número puede ser bastante más elevado que las 700 mujeres que acudieron a la sanidad pública.
Los implantes PIP se dejaron de comercializar en el 2010, tras descubrirse que la silicona utilizada en su interior no era de uso médico, y en la actualidad están siendo objeto de estudio y debate continuo sin que haya un dictamen claro y preciso sobre sus posibles efectos secundarios y niveles de toxicidad en caso de rotura.
Vía | El País
Más Información | Informe completo del Ministerio de Sanidad (Agencia Española de Medicamentos)
Imagen | allnightavenue
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