Aunque la ansiedad es un proceso normal y adaptativo, podemos crecer sin superarla y que eso nos haga aprender patrones que afecten a nuestras relaciones en el futuro
La ansiedad infantil o juvenil es una reacción adaptativa en niños y adolescentes ante situaciones que se viven como un peligro o una amenaza. Es algo natural y normal, que todos los niños viven durante su crianza, pero como explica Natàlia Monge, psicóloga de la Unidad de Salud Mental Infantojuvenil de Ita, “si esta vivencia se sostiene en el tiempo y/o es muy intensa, pueda acabar siendo patológica”. Esta ansiedad en la infancia y la adolescencia se manifiesta como fobias específicas (escolar o social), preocupaciones cotidianas excesivas o ansiedad por separación de las figuras de vínculo, como la separación de los padres, una mudanza o un cambio de colegio.
Aunque se la considera parte del crecimiento si no se mantiene, a veces este malestar puede persistir hasta la edad adulta y moldear sutilmente nuestros comportamientos. Es más, la psicología explica que aquellas personas que no han superado la ansiedad infantil pueden tener patrones de comportamiento específicos cuando son adultos.
Reacciones exageradas a las críticas
Aquellos que experimentaron un exceso de críticas durante la infancia, con la angustia que estas pueden provocar en los niños, han podido aprender un patrón poco saludable con respecto a las críticas. Cuando no hemos procesado esa angustia infantil, una simple crítica puede ser malinterpretada como un ataque personal, desencadenando una reacción defensiva desproporcionada. Es un reflejo de sentimientos no resueltos en experiencias anteriores donde la crítica posiblemente estuvo vinculada con el rechazo o la humillación.
Resistencia al cambio
Sabemos que cambiar es parte de la vida. Los cambios te hacen aprender cosas de ti que no conocías, te llevan al límite y te obligan a ser más resolutivo o resolutiva. Sin embargo, como nos explicaba Iria Reguera, psicóloga y directora de Trendencias, “el cambio es una de esas situaciones vitales que a veces se castiga, en parte porque da miedo”. Nos aferramos a situaciones familiares aunque ya no nos sirven, simplemente porque nos parecen seguras. Para aquellas personas que cargan con el peso de la ansiedad infantil, ese miedo es un gran paralizador porque llegan a pensar que lo desconocido puede ser peor que lo conocido, aunque lo segundo no sea particularmente bueno.
Dudas constantes sobre uno mismo
Si siendo niños fuimos cuestionados, criticados o menospreciados de una forma constante, generándonos ansiedad infantil, es natural que hayamos crecido dudando de nuestro propio valor, nuestras habilidades y nuestras decisiones. Es algo que nos afecta a todo, desde el trabajo a las relaciones interpersonales que tengamos, pero habiendo crecido en la ansiedad no es de extrañar que esa inseguridad se haya acoplado a nuestra forma de ser. Recordar que el pasado nos moldea pero no tiene porqué definir quienes somos hoy, es el primer paso para superar esas experiencias pasadas que ya no nos sirven.
Tendencia al autosabotaje
Como bien explica la psicóloga sanitaria y sexóloga Isabel Rovira Salvador “el autosabotaje y todas aquellas conductas que están relacionadas con él, son actos inconscientes que aparecen en los momentos que pueden suponer un gran cambio en la vida de las personas, sea del tipo que sea. Estas conductas tienden a obstaculizar la consecución de metas o logros mediante auto-manipulaciones inconscientes”. Es un comportamiento complejo que tiende a socavar nuestros propios esfuerzos y a crear obstáculos y cuyo objetivo es mantener a la persona dentro de su zona de confort, un espacio previsible y en el que se siente a salvo. “Es también un tipo de mecanismo de defensa inconsciente a través del cual la persona intenta evitar posibles sufrimientos futuros, situaciones de estrés o situaciones desconocidas”, añadía la experta.
La raíz del autosabotaje es diversa y puede ir desde una falta de autocontrol hasta una baja autoestima, creencias limitantes, miedo al fracaso y al cambio y angustia no superada. Como explican los expertos de Very Well Mind, el autosabotaje suele servir como mecanismo de afrontamiento que las personas utilizan para lidiar con situaciones estresantes y traumas pasados, y “suele empeorar los problemas y limitar la capacidad de una persona para seguir adelante con éxito de forma saludable”.
Ira no resuelta
No hablamos de que te enfades alguna vez, sino de que exista un resentimiento o rabia latente que hace que estalles inesperadamente con cosas triviales. Esta ira no resuelta no tiene que ver con lo que está pasando, sino con experiencias pasadas en las que nos hemos sentimos mal, como si fuera un largo eco que aún se escucha. Para afrontar esta ira y superarla, es necesario reconocerla y buscar su origen. ¿El divorcio de tus padres? ¿Miedo a no ser suficiente? ¿Bullying? Con ayuda de un profesional sanitario cualificado, podemos descubrir esas emociones encerradas y aprender a transitarlas de otra forma con las herramientas que la psicología puede darnos.
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