Tres pediatras desvelan que eso que haces cuando tu hijo está enfermo no es tan buena idea como parece

Criar a un hijo es complejo y cuando enferman, lo es aún más. En ocasiones no sabemos qué hacer o pensamos que lo que estamos haciendo es lo mejor para ellos. Un cóctel de emociones nos embriaga, porque quieres a tu hijo, te preocupa que no esté bien y tienes miedo y sientes tristeza. A veces incluso esas sensaciones nos paralizan y no sabemos qué hacer.

Cuando cogen un catarro, un virus o cualquier enfermedad que se traen del cole (y que es lo más normal del mundo), nos agobiamos. De hecho, varias pediatras (entre ellas una formada en Harvard) nos advierten que existen ciertos errores que cometemos como padres que debemos evitar cuando están enfermos y de los que en ocasiones no somos conscientes.

Darle medicación sin prescripción médica

La Asociación Española de Pediatría desaconseja siempre la automedicación infantil. Según el estudio Anales de Pediatría, el 32% de los menores que acuden a urgencias han sido automedicados previamente. Medicamentos antidiarreicos o antibióticos están desaconsejados si no es bajo prescripción médica. Aunque en otras ocasiones hayan servido, no tenemos la formación académica suficiente para dar un medicamento a nuestro hijo por mucho que nos pese.

Ponernos nerviosos cuando tose mucho

Paloma Nacher, responsable del Servicio de Urgencias Pediátricas del Hospital La Milagrosa de Madrid, comentaba que no hay que alarmarse si nuestro hijo tose sin más. La tos es un mecanismo para mantener la garganta y las vías respiratorias despejadas como explican en MedlinePlus.

“Muchos padres se preocupan cuando oyen a sus hijos toser y optan por administrarles un antitusígeno o un jarabe para la tos, sin tener en cuenta que se trata de una vía por la que el cuerpo intenta eliminar los mocos. Por ello, es preferible que sea el pediatra el que aconseje o recete su uso", afirmaba al periódico Levante la pediatra.

La Academia Estadounidense de Pediatría desaconseja el uso de medicamentos para la tos como la codeína o el dextrometorfano. Lo mismo ocurre con los jarabes para la tos que contienen muchos principios activos y que pueden aumentar el riesgo de cometer un error de medicación al administrar otro medicamento después. Si el niño tose, podemos usar miel para aliviarlo que se ha demostrado que funciona por ejemplo para la tos nocturna.

Llevarle a clase con fiebre porque no tiene más síntomas

Uno de los errores más comunes es llevar a los niños al colegio cuando tienen fiebre y dándoles solo un antipirético para que le baje la fiebre. En ocasiones nuestro trabajo y la vida que llevamos nos impide quedarnos en casa con él, pero lo mejor es que el niño no vaya a clase para evitar contagios como explicaba la doctora. "El niño no debería ir a la escuela porque hay algún motivo que ha desatado la fiebre, que entre otras cosas puede ser contagioso, y es el causante de que no se encuentre en condiciones normales para seguir la rutina escolar y se recomienda que el niño descanse", afirma.

Despertarle cuando está dormido para darle la medicación

La doctora Kelly Fradin es pediatra formada en la Universidad de Harvard, autora del libro “Advanced Parenting: Advice for Helping Kids Through Diagnoses, Differences, and Mental Health Challenges”, y también es madre de dos hijos, por lo que entiende a la perfección todo lo que supone que un hijo se ponga enfermo. Tal y como afirmaba en la CNBC, jamás despierta a sus hijos si tienen fiebre y están dormidos para administrarles medicación.

“Dormir es importante para la curación, la recuperación y el crecimiento, y puede ser difícil conciliar el sueño cuando su hijo tiene tos o congestión que lo mantiene despierto. Al permitirles descansar, es posible que su sistema inmunológico esté mejor equipado para hacer su trabajo y ayudar a combatir los virus”, explicaba.

Perder los nervios

Sé que cuando alguien a quien quieres está enfermo, evitar que tus nervios tomen el control es algo muy complicado, pero si los niños nos ven alterados es posible que se pongan nerviosos también. Somos los adultos de esta situación y mantener la calma es imprescindible. Para ella la autorregulación emocional es la mejor herramienta para que las emociones no tomen el control.

Medir los medicamentos en cucharadas

Al año, casi 700.000 niños sufren en Estados Unidos errores de medicación en sus casas. Si estamos usando medicamentos líquidos, que son más fáciles de ingerir por un niño, las dosis varían según la edad y el peso y como bien explica la doctora Fradin, las cucharaditas son de diferentes tamaños, así que “por seguridad, siempre doy la información de dosificación en mililitros para mejorar la precisión y evitar errores”.

Centrarnos en lo que sale en el termómetro

La doctora Kelly Fradin afirma que los termómetros no son un instrumento de precisión milimétrica, por lo que antes de entrar en pánico por ver la temperatura de tu hijo, obsérvalo. “Si se siente bien, respira normalmente y está bien hidratado, probablemente no sea una emergencia. Sin embargo, si parece muy enfermo y su termómetro indica que no tiene fiebre, es posible que aún necesite atención médica”, asegura.

Obsesionarnos con que tome zumo de naranja

Esto es algo que hacía mi madre cuando era pequeña alegando que tenía mucha vitamina C y que vendría fenomenal para un catarro, atiborrarse de zumo de naranja. La doctora Mollie Grow del Seattle Children's Hospital y profesora de Pediatría en Pediatría General de la Universidad de Washington, sin embargo, no opina igual. Para ella “centrarse en dar a su hijo alimentos saludables y ricos en nutrientes es una buena estrategia, ya que no ha habido evidencia que sugiera que altas concentraciones de vitamina C mejoren su recuperación” como explicaba a LifeHacks.

No dejar que se mueva porque está malo

Salir a la calle, aunque estemos enfermos, no es desaconsejable. De hecho según la doctora Grow es beneficioso. "Estar en la naturaleza regula nuestros sistemas. Simplemente caminar o hacer algo que no represente esfuerzo, pero al aire libre es muy terapéutico en general", afirma. Si el niño tiene ganas, está bien que salgan a la calle y les dé algo de aire fresco.

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