Si quieres que tu hijo sea resiliente nunca deberías hacer esto. Los padres de las personas con éxito nunca lo hicieron

Queremos que los niños desarrollen esta soft skill para que en el futuro sepan aceptar el fracaso y aprender de las dificultades que aparezcan en sus vidas

Los niños mentalmente fuertes tienen mejores herramientas para afrontar los desafíos de sus vidas con confianza. De hecho si son mentalmente fuertes es probable que hayan desarrollado la resiliencia suficiente para enfrentarse al fracaso y recuperarse de él, según muestra esta investigación. Si quieres que tus hijos tengan éxito en la vida, enséñales a ser mentalmente fuertes y a desarrollar su inteligencia emocional.

Como padres, tenemos que tener en cuenta que la forma en que hablamos con nuestros hijos, cómo nos comportamos (tanto con ellos como con otros) y cuál es el mensaje que les damos, afectará a su confianza y eso, a su futuro éxito en la vida. Por eso, varios psicólogos y expertos en crianza tienen claro que hay comportamientos que los padres nunca deberían tener si quieren criar hijos exitosos y resilientes.

Ser pesimista

El optimismo está muy presente en las personas con resiliencia. No hablamos de un positivismo tóxico, sino de un optimismo saludable. Según una psicóloga de Harvard, las personas resilientes tienen en su diálogo interno frases que abogan por el optimismo, como “puedo superar esto” y si los niños ven eso en nosotros, aprenderán a afrontar los obstáculos como una situación temporal que pueden superar y fomentaremos su esperanza.

Las investigaciones sugieren que la esperanza puede reducir drásticamente la ansiedad y la depresión infantiles, ya que les aporta una sensación interna de control. En cambio, la negatividad puede hacer que tanto niños como adultos se rindan más fácilmente ante las dificultades en lugar de trabajar para encontrar una solución. La psicóloga educativa y experta en crianza Michele Borba explicaba a Make It que promover el optimismo no significa vivir en la negación, sino encontrar un equilibrio entre la necesidad constante de ser positivos y la negatividad en la que podemos caer. Aceptar todo el rango de emociones.

Si pensamos que nuestras creencias y actitudes se extienden a nuestros hijos, entenderemos que si nos ven afrontar las dificultades con ganas de solucionarlas y superarlas en lugar de negativas, nuestros hijos imitarán nuestro comportamiento cuando les suceda lo mismo.

Castigar sus errores

La psicoterapeuta Amy Morin explicaba a la CNBC, que cuando los niños cometen un error, necesitan ayuda para preguntarse cómo pueden aprender de este error o cómo pueden hacerlo mejor. Si castigamos a los niños por equivocarse, estamos mandando el mensaje de que el fracaso es algo de lo que avergonzarse, en lugar de una herramienta para aprender. Si los niños centran su atención en lo que salió mal y en cómo podrían solucionarlo, tienen “una mentalidad de crecimiento que les ayuda a convertir los fracasos en experiencias de aprendizaje positivas”, es decir, son resilientes.

Enfadarse cuando hacen muchas preguntas

La curiosidad es un rasgo de inteligencia. Como bien explicaba en su libro ‘Seek: How Curiosity Can Transform Your Life and Change the World’ el psicólogo Scott Shigeoka, al hacernos preguntas, estamos intentando comprender el por qué de las cosas y cómo suceden, por eso es tan importante fomentar la curiosidad en los niños. Si nos enfadamos cuando nos hacen muchas preguntas estaremos mermando su curiosidad y los niños aprenden más y recuerdan lo que aprenden cuando tienen curiosidad activa.

Tal y como explicaba el Dr. Kumar Mehta en Make It, “los padres de personas de éxito daban prioridad al aprendizaje de algo nuevo y enseñaron a sus hijos a aceptar la curiosidad”, lo que implica responder a sus preguntas.

Mimar a los hijos

“Cuanto más confíe en que sus hijos hagan las cosas por sí solos, más empoderados estarán", explica en su libro ‘Cómo educar personas de éxito’ la experta en crianza Esther Wojcicki. Ella afirma que hay que evitar mimarles y fomentar por ejemplo que los niños hagan solos tareas cotidianas con el método “yo hago, nosotros hacemos, tú haces”.

Cuando dejamos de mimarles y les permitimos desarrollar autonomía, estamos fomentando la resiliencia en los niños y la confianza para enfrentarse a los fracasos y asumir riesgos necesarios y calculados, según muestran las investigaciones.

Como padre o madre acertarás y te equivocarás con tus hijos, pero si buscas que tus hijos tengan resiliencia, es mejor que evites estos comportamientos porque la educación empieza en lo que tus hijos ven de ti.

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Fotos | Xavier Mouton Photographie en Unsplash, Olivia Bauso en Unsplash

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