En esta moción de censura se ha escuchado más que nunca la palabra 'machismo' y creemos que es una buena noticia

La moción de censura presentada por Unidos Podemos contra el gobierno del Partido Popular ha sido el tema político de la semana en España. Se ha hablado de economía, de corrupción, de pactos electorales y de cualquier tema que se podría presuponer de antemano para un debate de estas características. Pero, además, se ha hablado de machismo. Mucho. En el hemiciclo, en las redes sociales y en los medios de comunicación. Pocas veces se había escuchado tanto esa palabra tras un debate parlamentario. ¿Estará cambiando algo en la sociedad española?

Irene Montero, en el centro de la polémica

Irene Montero es la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso. Ella fue la encargada de exponer el discurso de la formación en el comienzo del debate de la moción de censura. Un discurso en el que, además, el machismo, la violencia contra las mujeres y la desigualdad tuvieron un papel importante. E Irene Montero es, además, la pareja del líder de la formación, Pablo Iglesias. Y ha sido este último dato el que ha sembrado la polémica. Porque varias personas, desde políticos a periodistas, han destacado su vida personal sobre el contenido de su discurso.

Primero fue Marta Pastor, periodista de Televisión Española, con un tuit en el que acusaba a la política de Unidos Podemos de estar ahí, defendiendo la moción de censura en su discurso, solo por ser la pareja de Pablo Iglesias. Curiosamente, Marta Pastor fue premiada el año pasado por Mariano Rajoy por su trabajo en favor de la igualdad.

Las redes sociales no tardaron en bullir de indignación por el machismo del comentario e incluso la periodista se enzarzó y continuó defendiendo su postura:

Pero las alusiones a la relación entre Irene Montero y Pablo Iglesias no se quedaron en la tribuna de prensa. Llegaron a los escaños y adquirieron tintes de noticia de portada. Primero fue la diputada del PP por Ourense, Ana Vázquez Blanco, quien escribió una serie de tuits que, tras la polémica que crearon, se apresuró a borrar. Aunque el daño ya estaba hecho en forma de captura de pantalla:

Claro que no fue esta diputada gallega quien se llevó todos los flashes por sus comentarios sobre la portavoz de Podemos en el Congreso. Ni hizo falta Twitter para que los comentarios machistas salieran a la luz. Fue desde la misma tribuna del hemiciclo donde Rafael Hernando, portavoz del Grupo Parlamentario Popular, convirtió el machismo en tema principal del debate con el comienzo de su discurso:

Un comentario fuera de lugar sobre (de nuevo) la relación entre los dos dirigentes de Unidos Podemos, que provocó la indignación entre sus diputados y entre muchos usuarios de las redes sociales, que no tardaron en hablar del machismo de Hernando y de las lágrimas que estuvo a punto de causar en la política madrileña.

Claro que también hubo muestras de apoyo a Hernando que confundieron las críticas políticas hacia la formación impulsora de la moción de censura con el insulto y el tinte machista. «Geisha» llegó a llamar el periodista de ABC Hermann Tertsch a la portavoz de Unidos Podemos.

Pero no fue la relación entre Pablo Iglesias e Irene Montero la única que provocó comentarios machistas. El líder de la formación morada recibió también un comentario por parte de Ana Oramas, portavoz de Coalición Canaria, quien lo acusó de usar un tono machista y despectivo con periodistas y políticas, añadiendo que a él no le gustaban «las mujeres no sumisas».

El machismo en boca de todos: ¿buena o mala noticia?

No es una buena noticia que la relevancia de una mujer en un momento político importante venga acompañada de comentarios que aluden a sus relaciones, a la posibilidad de que sus únicos méritos vengan por quién es su pareja o que se comente su atuendo. Pero quizá sí lo sea que la palabra «machismo» haya estado tan presente en el propio hemiciclo y en las crónicas posteriores sobre la moción de censura.

Las críticas a los comentarios y chascarrillos que ponen de manifiesto la desigualdad no se han limitado esta vez al entorno del feminismo militante, sino que han corrido como la pólvora por las páginas de los periódicos y los comentarios a pie de calle. Como si «machista» fuera el peor insulto que se puede dirigir a un político, o a cualquier persona, en general. Y eso, señalar a quienes promueven la desigualdad y que se lleven unas cuantas miradas juzgadoras, sí es una buena noticia.

Imágenes | Gtresonline.

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