Llevas todo el año esperándolas, pero las rebajas no son iguales para todo el mundo ni las vivimos de la misma manera: las hay que pierden los papeles (y la cordura), otras son auténticas máquinas a la hora de conseguir chollos, algunas se enfrentan a ellas como si se tratara de una campaña militar y, aunque parezca increíble, hay quien pasa totalmente de ellas. Analizamos las personalidades de las compradoras de rebajas en clave de humor para que descubras qué tipo eres y cómo son tus rebajas ideales.
La reina de la organización.
Ya a principios de diciembre se empolló todas las webs de sus marcas favoritas y tiene listas y más listas con sus imprescindibles, lleva meses destinando una pequeña cantidad mensual para invertir en las piezas que necesita para completar el perfecto fondo de armario y hasta ha diseñado un recorrido de las tiendas que tiene que visitar por especialidades, precios, afluencia de público y situación geográfica.
Cómo son sus rebajas: Como una campaña militar diseñada y perfectamente ejecutada con la frialdad de un gran estratega.
Sus compras: Antes de pasar por caja someterá a cada pieza a un exhaustivo análisis de calidad del material, patronaje, estilo y calculará hasta el último céntimo el porcentaje rebajado para certificar si cumple con todas las garantías que ella misma se ha marcado.
Nunca la verás: Perdiendo los papeles y pegándose por un jersey de cachemir en la sección de oportunidades.
La fanática de los precios bajos.
Vive por y para conseguir chollazos. Es su razón de ser y está dispuesta a lo que sea, repito: lo-que-sea, con tal de hacerse con ese abrigo al 70% de descuento al que tiene echado el ojo desde septiembre, más o menos. Lleva en el móvil una captura de pantalla de cuando el año pasado su imagen saltando por encima de un guardia de seguridad en unos famosos grandes almacenes abrió el Telediario.
Cómo son sus rebajas: Como una cacería, pero sin tanta sangre.
Sus compras: ¿Está tirado de precio o es una bicoca? Pues al montón.
Nunca la verás: Cotilleando en la esquina donde han colocado el adelanto de la nueva temporada.
La impetuosa.
No sabe muy bien a qué ha entrado en la tienda, qué necesita o ni siquiera, cómo llegó hasta allí, pero de repente está encerrada en un probador con una montaña de trapos de todos los tipos y precios y lleva cinco bolsas más con saldos de otras tiendas. Lo suyo es como entrar en una especie de trance cuyas repercusiones ya valolará en febrero, cuando le llegue el recibo de la tarjeta de crédito.
Cómo son sus rebajas: Como dejar a un niño pequeño suelto en una tienda de chuches.
Sus compras: Cuando llega a casa ni ella misma sabe los tesoros que sacará de su bolsa. ¿Desde cuándo usa liguero y de dónde ha salido ese buzo talla doce meses si no tiene niños?
Nunca la verás: Haciendo recuento de lo que hay en esas bolsas (que parece que son suyas, pero a saber...).
La descreída.
Para ella las rebajas son un invento capitalista para que compremos más y más y más y nos gastemos el dinero que tanto nos ha costado ganar en banalidades. Todo forma parte de un complot, que lo sepas. Intentará convencerte de que destines tu presupuesto a apoyar a una causa solidaria, que, casualmente, dirige ella en su barrio.
Cómo son sus rebajas: Un periodo dedicado a la meditación y a terminar su manuscrito "La sociedad del siglo XXI está en declive y se os ha ido la pinza a todos".
Sus compras: Una vez, en medio de un chaparrón, tuvo que comprar un paraguas en las rebajas. Todavía se flagela por ello.
Nunca la verás: En un centro comercial o en una tienda cualquiera de una conocida marca de moda española.
En Trendencias|Las 25 cosas que tienes que hacer antes de ir a las rebajas
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