Las claves del estilo austero de Angela Merkel que ni 16 años en el poder han logrado cambiar

El 26 de septiembre, Angela Merkel dejará el poder tras 16 años en lo más alto de la política europea. Además de haber sido canciller de Alemania de forma ininterrumpida desde 2005, ha ostentado los cargos de Presidenta del G8 y Presidenta de turno del Consejo de la Unión Europea. No obstante, si hay un adjetivo que define a la mujer más poderosa del mundo es "austera". La hamburguesa ha hecho de la chaqueta de tres botones y el pantalón un uniforme tan característico como el de los ídolos de Silicon Valley. Un estilo que ha mantenido también en su forma de vida y que denota que ni se ha dejado deslumbrar por el poder ni ha dejado que cambie su personalidad un ápice.

Estilo práctico

Enigmática y rodeada de un círculo muy reducido de confianza, la canciller tiene un estilo tan estático a la hora de vestir que ha hecho que entre los alemanes circule un chiste: "¿Sabes qué hace Angela Merkel con su ropa vieja? Se la pone". En una ocasión, una periodista le preguntó el porqué de la monotonía en su vestimenta, a lo que ella contestó: "Porque no soy modelo sino canciller".

El motivo por el que tantas personalidades optan en la actualidad por crease un uniforme lo explicó Barack Obama en una entrevista con Vanity Fair en la que el ex presidente norteamericano contó que con sus característicos trajes grises y azules trataba de reducir el número de decisiones que toma: "No quiero elegir sobre lo que como o visto porque tengo muchas otras decisiones que tomar (…) No puedes ir por el día distrayéndote con trivialidades".

"Visto así porque no soy modelo sino canciller"

Aunque no a todos ha gustado esta característica. A su compatriota Karl Lagerfeld le aberraba su estilo y criticó a Angela cuando llevó unos pantalones apreciablemente anchos y largos durante un encuentro en Berlín precisamente con Obama en 2014. Para Lagerfeld, “los pantalones eran demasiado largos”, mientras que el resto de la ropa guardaba “malas proporciones”, tal y como declaró para la ocasión a la revista Focus. "La señora Merkel debería vestir ropa hecha a medida”, comentó el entonces director creativo de Chanel.

Unas palabras más suaves que las que le dedicó al inicio de su mandato: "Colores horribles, chaquetas adustas, pantalones arrastrando el bajo... ¡Todo está mal en ella!". Aún así, hasta ella ha conseguido ser criticada por justamente lo contrario. Cuando la líder lució un impresionante escote en la inauguración de la nueva Opera de Oslo en abril de 2008, su canalillo fue de lo más comentado y el Daily Mail se refirió a él como "sus armas de distracción masiva". La canciller respondió poniendo de relieve que no habría pasado lo mismo si fuera un hombre.

Su corte favorito

Pantalón negro tipo sastre tobillero, top a juego con cuello cerrado a caja y su chaqueta favorita. Esta última prenda de punto es la estrella del famoso uniforme de Merkel. Cómoda pero de vestir y que tiene en al menos 8 colores diferentes en el armario: rojo, varias tonalidades de rosa y de azul, granate, negra e incluso jaspeada.

A pesar de lo sencillo de la prenda, es fácil distinguirla de cualquier otra chaqueta del mismo corte porque las suyas cuentan con tres botones en el centro, dos bolsillos (ya sea arriba o abajo) y prescinden de cuello y solapas.

Algo similar podríamos decir de su corte de pelo masculino, que casi no ha variado a lo largo de su vida, tal y como puede comprobarse a través de las fotos que han trascendido del álbum familiar de Angela: perlo rubio y corto al estilo Martín Lutero.

Austeridad comunicativa

El prestigioso antropólogo Albert Mehrabian apunta que las palabras solo suponen el 7% de un mensaje. El tono de voz y otros detalles vocales suponen el 38% del contenido, mientras que el lenguaje corporal aportan un 55%. En ese sentido, a Merkel podemos decir que la hemos visto permanecer con rictus rígido e inexpresivo hasta cuando un camarero le derramó por encima una cerveza.

Estilo de vida sobrio

A pesar de los miles de euros brutos que cobra al mes por su cargo, Angela Merkel lleva también una existencia austera y con pocos gastos. Cuando tuvo que guardar reposo tras sufrir una rotura parcial de la pelvis esquiando, los medios repararon que en las fotos de sus vacaciones en los Alpes suizos se la veía portando un par de esquíes originales de la República Democrática Alemana (el Estado socialista oriental en el que creció) y que no se fabrican desde 1995.

"Mi marido es quien hace la colada en casa"

Además, ha confesado no disponer de servicio doméstico en casa y ocuparse entre ella y su marido de las tareas del hogar. Los paparazzi los han pillado haciendo la compra en alguna ocasión y en una entrevista en la Deutsche Welle, el canal internacional de la televisión alemana, Merkel explicó que es su esposo, Joachim Sauer, quien se ocupa de las tareas del hogar: "Mi marido es quien pone la lavadora y hace la colada", señaló Merkel. 

Por otro lado, esa casa no se sitúa en la Cancillería sino que el matrimonio vive en un edificio de apartamentos en Berlín situado en el céntrico distrito de Berlin-Mitte entre vecinos normales y corrientes. Un restaurante, una tienda de souvenirs y un supermercado son los negocios más cercanos a la propiedad en la que ya vivía antes de convertirse en la jefa del ejecutivo de su país.

Fotos | Gtres

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