Es la noticia del día. Mark Zuckerberg ha decidido donar el 99% de su fortuna (42.000 millones de euros) a obras de beneficencia para celebrar el nacimiento de su pequeña. Y es que la paternidad nos cambia la vida a todos. Y la suya, más.
Nada te prepara para la llegada de tu primer hijo. Por mucho que te lo digan, mucho que leas y todos los consejos de tus tías, consejos que empiezan con la frase “se te ha acabado lo bueno” y terminan con el comentario “menuda tontería que hiciste al comprarte ese sofá blanco”; cuando te ponen a esa cosita en los brazos y la miras por primera vez sientes que todo tu mundo se tambalea. Y nada de lo que te han contado/dicho/explicado te sirve en absoluto.
Y en este asunto da igual que seas una persona normal y corriente o uno de los hombres más ricos del mundo como Mark Zuckerberg. La paternidad se apodera de tu corazón y saca lo mejor de ti (también saca lo peor, pero eso lo dejamos para otro artículo). En el caso del fundador de Facebook su reciente paternidad le ha inspirado a donar el 99% de su fortuna, valorada en 45.000 millones de dólares, para crear una fundación destinada a: promover el aprendizaje personalizado, la cura de enfermedades, a ayudar a conectar a la gente y construir comunidades fuertes. Una maravillosa obra filantrópica que dirigirán el propio Zuckerberg y su mujer, Priscilla Chan, en persona con el asesoramiento de un consejo de expertos en la materia. Se rumorea que hasta su amigo Bill Gates, el fundador de Microsoft, puede formar parte del equipo.
Aunque nos parezca increíble que un magnate done casi toda su fortuna de manera tan altruista (cuando a otros les cuesta hasta firmar autógrafos, contestar a las preguntas de la prensa o dejar una buena propina), yo entiendo perfectamente a Mr. Zuckerberg y a su esposa. Cuando uno es padre, sobre todo en esos primeros días tan desconcertantes, el mundo se ve a través de cristales de color de rosa, las cosas que antes nos parecían imprescindibles se convierten en supercherías y en el mismo paritorio a todos nos implantan un chip, el “Chip de la Preocupación Eterna”.
Por culpa de ese maldito chip ya no vas a volver a dormir bien en tu vida, no sólo por esos primeros meses en los que un bebé requiere de tu presencia cada dos o tres horas, sino por lo mucho que te vas a preocupar de tu vástago durante el resto de tu vida. Esto es para siempre, amigo (haber pedido “muerte”). Y es normal que teniendo los medios que tiene alguien de la talla de Mark Zuckerberg, ponga todo de su parte para construir el mejor futuro. El mundo perfecto para su niña. ¿No lo haríamos nosotros? ¿No daríamos todo lo que tenemos para que nuestros hijos viviesen en un mundo maravilloso? El problema es que nosotros no llegamos a fin de mes (pero ese es otro asunto del que hablaremos en otro artículo también) y que el 1% de la fortuna del fundador de Facebook podría equivaler al P.I.B. de muchos países y le da para pagar muchas letras de hipoteca. Aún así, es un gesto maravilloso.
Algunos, los más cínicos, pensarán que todo es una campaña de marketing estupendamente orquestada y que Mark y su mujer llevan meses planificando esto. Y puede que sea cierto, que las hormonas de un embarazo psicológico no le hayan vuelto loco y todo sea el fruto en realidad de una estrategia de comunicación increíble. Sea o no sea esa la razón, nadie como ellos para dar un ejemplo de cómo deberíamos replantearnos nuestra forma de vida y dejar a nuestros hijos la mejor herencia. Y ya que estamos, la mejor para el resto de la humanidad.
Foto de portada | Cordon Press
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