Probablemente, sea el menú más famoso de toda la historia documentada. Al menos, lo es sin ninguna duda de la navegación comercial. Hablamos de la cena que se sirvió el 14 de abril de 1912 a bordo del Titanic, horas antes de su trágico final. Este 2023 se cumplen 111 años desde que, el que se publicitó como un barco casi insumergible, naufragara durante su viaje inaugural en la madrugada del 15 de abril. Sin embargo, el interés en su leyenda sigue vivo aún tantas vueltas al sol después.
El barco más grande, lujoso y rápido del mundo tenía tres cocinas ultramodernas y una despensa colosal. La calidad en la restauración constituía en 1912 uno de los principales reclamos de trasatlánticos como el Titanic. Para hacer frente al reto de servir tres comidas de calidad a tantos pasajeros y operativos, más meriendas y caprichos de primera clase, el chef (Pierre Rousseau, muerto en el naufragio a los 49 años) contaba con la ayuda de varios y experimentados cocineros.
Aquella noche, poco antes de que el choque con un iceberg cambiara el destino de los comensales para siempre, se sirvieron en el Titanic cuatro cenas. No obstante, es de la del comedor de primera clase la que mejor documentada ha quedado. Se trató de un copioso menú diseñado por el cocinero más famoso e influyente de aquella época: Auguste Escoffier.
No obstante, en segunda clase también hubo un menú nada desdeñable que, como curiosidad, estaba redactado en inglés y no en francés tal y como era costumbre en todas las grandes mesas. Incluso en tercera clase se sirvió una merienda-cena de lo más correcta a base de rosbif y plum pudding.
Los pasajeros de primera se dividieron aquella noche entre una fiesta privada en el restaurante À la carte y el resto, que acudieron al gran salón, que aparece en los documentos y menús como Privé. Fue aquí donde se sirvió un excesivo menú que constaba de 10 servicios de hasta tres platos cada uno, con sus respectivos acompañamientos.
Aunque el tono de este menú es marcadamente francés, Escoffier no se olvidó de que estaba trabajando para una empresa británica e incluyo otros platos más afines a esta cocina como el salmón 'poché', el cordero con salsa de menta y el rosbif de lomo de buey. No han quedado, eso sí, datos de los vinos que se sirvieron. Aunque podemos intuir que eran todos franceses con la excepción de algún oporto.
La última cena en primera clase
Primer plato
Entremeses: canapés variados, incluidos canapés almirante (con mantequilla y langostinos). Ostras gratinadas al champán.
Segundo plato
Consomé Olga (con oporto y vieiras). Crema de cebada.
Tercer plato
Salmón hervido en caldo corto con salsa muselina y pepinos.
Cuarto plato
Solomillos Lili (sobre rodajas de patatas hervidas, con foie de oca, alcachofas y trufa). Pollo salteado a la lionesa (con tomate y setas) y calabacines rellenos.
Quinto plato
Pierna de cordero en salsa de menta. Patito asado con salsa de manzana. Lomo de buey asado con patatas chateau (torneadas y doradas en mantequilla). Guisantes, zanahorias con crema, arroz hervido, patatas nuevas hervidas, patatas parmentier (salteadas en mantequilla con perejil fresco).
Sexto plato
Ponche romaine (sorbete con naranja, limón, ron y merengue).
Séptimo plato
Pichón asado con berros.
Octavo plato
Espárragos fríos con vinagreta.
Noveno plato
Paté de foie-gras. Apio.
Décimo plato
Tarta Waldorf (bizcocho glaseado de chocolate con avellanas). Melocotones en gelatina de Chartreuse Eclairs (relámpagos) de chocolate y vainilla.
Por último, degustaron helado francés. Si es que a alguno le quedaba hueco, claro.
Foto de portada | Titanic, James Cameron (1998)
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