El paraguas no es un castigo para el hombre

Estamos teniendo un paréntesis de buen tiempo pero en primavera llueve y mucho. O sea que, si tenías pensado guardar el paraguas, cambia de idea. Y si no tienes ninguno, cómprate el paraguas más apropiado a tu estilo de vestir.

Eso de no llevar ese especie de bastón impermeable que tanto cuesta que acarreen los hombres ya no se lleva: no serás más masculino soportando la lluvia sino más bien un pardillo que se está mojando de lo lindo.

Oh, claro. Tienes en marcha el famoso plan de meter la cabeza bajo el paraguas de algún compañero o amiga que sí lo lleva: doblemente pardillo y encima un pesado. Mentalízate: el paraguas es bueno para tu imagen, para tu ropa y para tu peinado.

Sea cual sea el estilo que luzcas ese engorroso día de lluvia, evita el paraguas publicitario que te regalaron en el banco, en tu súper habitual o en la gasolinera. Sólo apto para carnaval.

Nada menos estiloso que ir bien arreglado y estropearlo con un paraguas tutti-colori de alguna marca de cerveza o con el logo de la charcutería del barrio, que resulta ser un gallo, una ternera y un cerdo sonrientes.

El mejor es sin duda el plegable porque, cuando no está lloviendo, es más cómodo de llevar. Pero ese lo reservaremos para los días en que vas vestido de sport y así puedes escogerlo del color que más te inspire menos los estridentes tipo fluorescente o naranja butano, por ejemplo.

Un consejo personal de una servidora que vive en un lugar donde la tramontana sopla como si fuera el día del juicio final: los plegables, en general, no son resistentes. Se parten como si fueran de mantequilla y te dejan tirado cuando más los necesitas.

Si ese día vas elegantemente vestido o con traje, tendrás que sacar a pasear el paraguas largo, compacto, con mango de madera. Sí, ese que si llueve estás encantado de tener a mano pero que, si no, no sabes en qué antebrazo colgarlo para que no moleste.

Pues es el adecuado. Y como la Ley de Murphy se cumple más que la del Estado, seguro que si lo dejas en casa, ese día los cielos decidirán llorar a mares. Como llegues mojado como un pollito sin plumas a tu reunión de trabajo o entrevista, por muy elegante que te hayas puesto no lucirás nada.

Si te divertiste eligiendo un color alegre para el plegable, para el elegante mejor escoge un tono sobrio (que no quiere decir aburrido ni mucho menos). Prohibido más que nunca los dibujitos: ni Mickeys ni Kukuchumusu, por muy bien que les queden a tus sobrinos.

Y si te da yuyu que tu novia o tu madre te lo vayan a regalar , adelántate a todas ellas y escógelo tú a tu gusto. Ya lo trendrás y, si te regalan uno de todas formas, siempre tendrás la buena excusa para poder cambiar tu regalo.

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