Una de las mejores experiencias cosméticas que puedes tener en este mundo loco en el que vivimos es sumergirte en el Mar Muerto. Tuve esa suerte esperando la salida de mi avión en el aeropuerto de Amman, Jordania, y fué un final fantástico como tratamiento corporal tan inesperado como efectivo.
En realidad no es un mar sino un lago de agua salada a 416 metros bajo el nivel del mar. La concentración de sales en ese agua es tan alta que no hace falta que sepas nadar: flotas tanto si sabes como si no. En cada litro de agua hay 350 gramos de sales, una concentración 10 veces superior al Mar Mediterraneo.
Todos hemos oído hablar de esas sales y el barro rico en minerales (21 minerales distintos) que contiene en su fondo: son una bendición natural para la piel. Existen multitud de marcas cosméticas de productos del Mar Muerto, unas más concentradas que otras, que podéis probar pero ir hasta allí es lo que os recomiendo que anotéis en vuestra agenda de próximos viajes.
Embadurnarse con ese fango tiene efectos positivos para nuestro organismo (fortalecedores, relajantes, antialérgicos, calmantes, enfermedades respiratorias y cardiovasculares) y para la piel (hidratantes, muy nutritivos, revitalizantes). Funciona de maravilla contra el acné, la psoriasis, el reuma, la artritis, eczemas, dermatitis. La panacea, vamos.
Sólo entrar en el agua notas cómo pica la piel mientras flotas. Y flotas tanto (por la alta salinidad) que es difícil nadar panza abajo: las piernas suben a la superficie y hay el peligro de que acabes metiendo la cabeza bajo el agua sin querer.
Eso sería un tremendo error porque el mínimo contacto del agua con los ojos o la nariz es casi peligroso. Meter la cabeza entera bajo ella es un ticket seguro a una pesadilla salada que no te deja abrir los ojos, que te hace chorrear agua por la nariz y puede llevarte incluso a urgencias. Sin exagerar.
En el agua no sólo pica la piel: pica todo, de cuello para abajo, todo. Lo digo en sentido literal 100%. Cicatrices, granitos, y ... ¡todo!.
En la misma orilla del mar-lago hay este fango denso y negro que todos los visitantes se afanan en aplicar por todo el cuerpo: extremadamente suave, manteniéndolo como una mascarilla corporal. Por supuesto, lo probé y el resultado después de la ducha fué una piel extra-nutrida y suave como nunca. La sensación era como si me hubiese untado karité y lo hubiese absorbido todo. Se mantuvo la piel así durante días.
No os puedo hablar de marcas concretas a base de sales y fangos del Mar Muerto porque no he probado ninguna y son muchas las que existen. También se ofrecen servicios con estos productos en centros de belleza, faciales y corporales.
Desde mascarillas, jabones, sales de baño, fangos corporales, tónicos o champú, la oferta es extensa. La marca que regalé a la vuelta de mi viaje fué La Cure, muy famosa en la región y de la que amigos y familiares quedaron encantados con los resultados.
Ya sabes dónde ir de vacaciones este verano: un spa natural en Jordania.
Fotos | La Cure, copepodo, daniamopedre En Mensencia | Disfruta la cerezaterapia , Haz de tu baño un spa personal En Diario del viajero | El Mar Muerto