Nacida en Bilbao, de madre inglesa y padre vasco, Tania Llasera puede decir con autoridad en dos idiomas distintos que está "hasta el coño". Y lo está, como todas. Porque a la resaca pandémica, la inflación, la guerra en Ucrania, el auge de la extrema derecha... y, en definitiva, a todos los frentes abiertos que hay actualmente, a nosotras se nos suman los que llevan siglos sin resolverse o solucionándose a paso de tortuga. Hablamos de la necesidad impuesta de validez externa, al no poder hacer nada ser juzgadas o cuestionadas por nadie o sin el permiso de los hombres, de la sociedad, de los medios, de las redes... Esto es lo que aborda la presentadora en un libro fresco y divertido para iniciarse en la liberación feminista.
Atrás han quedado los tiempos (no tan lejanos) en los que rara vez un personaje público decía ser feminista. Ahora, no solo es que haya dejado de quedar exclusivamente asociado en el imaginario popular a intelectuales como Simone de Beauvoir o Virginia Woolf ni al activismo de Femen o Pussy Riot. Es que hay figuras como Tania Llasera que lo hacen cercano y lo llevan a sectores de la población en los que todavía puede que se diga eso de "feminismo ni machismo: igualismo", como si fueran términos equiparables.
De presentadora a influencer sin pelos en la lengua
Desde que Mediaset decidiera prescindir de la presentadora en verano de 2020, Llasera se ha enfocado en su faceta de influencer. En Instagram va a por el millón en número de seguidores que encuentran en él textos y vídeos en los que, sin filtros ni atisbos de idealización, se moja en temas como la maternidad (es mamá de dos criaturas) o el body neutrality: un movimiento que, a diferencia del body positive, anima a que aceptemos nuestro cuerpo aunque no siempre nos sintamos a gusto con él. De hecho, ha afeado a Zara el tamaño de sus tallas y no dudó en contestarle a Adriana Abenia cuando criticó una campaña inclusiva.
Ahora ha dado el salto al papel con un linro que es un llamamiento al “necesito quererme y valorarme yo, y que el resto me resbale”, y a la vez un instrumento para conseguirlo. Y es que, el objetivo de Mujer tenía que ser: Para todas las que están hasta el coño, es algo tan sencillo y tan complicado a la vez como entender que solo tú tienes la llave para validarte. La autora lo describe así en sus páginas:
“Reivindico la libertad de escoger nuestra vida entera de pe a pa, empezando por aprender a vivir en nuestra piel sin buscar la aprobación de los demás, de tu padre, de tu madre, ni la de tu amiga la del sexto. Nadie puede validarnos desde fuera. La validación es propia, y en ese cambio de chip encontramos nuestra libertad, señoras. La mayoría tenemos a nuestro alcance la posibilidad de vivir sin ser juzgadas o cuestionadas por nadie que no sea quien va al volante de tu cuerpo: tú".
Según defiende la presentadora, "está en nuestra mano no escuchar esas voces, porque la nuestra suena a tal volumen en la mente que ensordece el ruido ajeno". Desde una visión intimista, Tania Llasera pone su experiencia en manos de todas las mujeres de cualquier edad que quieran encontrar herramientas y consejos para ser ellas mismas y sentirse orgullosas de ser libres.
“Sin rencor: estar hasta el coño, estar hasta el higo, no nos ciega. Nos permite vernos, sentirnos nosotras. La carga mental es tal que vivimos nuestra rutina cegadas por una nube de frustración constante. Vamos con la cabeza en las nubes… pero grises. Y si no puedes ver, te pierdes, amiga mía. Te dejas llevar por la marea social, por los trends, por los complejos y por toda esa morralla que a veces confunde lo digital con lo real, lo online con lo offline”, explica Llasera.
El plan de choque feminista de Tania Llasera
Y, para encontrar la forma de dar la vuelta a la tortilla, de convertir lo negativo en positivo o de saber qué puentes cruzar y cuáles quemar, la presentadora e influencer tiene un plan por pasos.
El primero es definir y admitir el problema. Segundo: mirarnos y vernos. Tercero, aceptarnos tal como somos. Cuarto, cuidarnos y desaprender para aprender. Quinto, aprender a querer(nos). Sexto, desprendernos de lo que no suma. El séptimo y último paso es la consecuencia de todo lo anterior: desarrollar nuestra propia piel de foca para que nos rebote el "ruido" que hacen los demás sobre nosotras, escucharnos y educar a las siguientes generaciones”.
Porque, tal y como ella misma indica, "lo importante no es sobrevivir sino vivir tu vida a tu manera, coger las riendas. Es aprender a verte, incluso a admirarte, no solo a mirarte".
Mujer tenía que ser: Para todas las que están hasta el coño (Feminismos)
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Fotos | @taniallasera
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