A menos que haya entre nuestros lectores un aficionado experto y pragmático, o un sommelier revolucionario, lo mejor será que aprendamos los pasos elementales de los que llevan tiempo en este arte de producir y degustar Champagne.
Si te has olvidado de poner la botella en la nevera, empezamos mal. Debe estar reposado y fresquito, temperatura ideal: entre 6 y 8 grados. Y no quieras solucionarlo poniéndolo en el congelador: lo vas a ofender.
La copa ideal es la flute, como en la foto (flauta o tulipa). Y nada de copas con colores con el Champagne, ni con ningún vino que se precie. Sírvete hasta 2/3 partes de la copa. Stop: más cantidad acelera la subida de aromas y el olfato es uno de los pasos personales entre el líquido burbujeante y tus sentidos, no le demos más alas de las que ya tiene.
Mira, puestos ya a realizar semejante tarea sibarita, hazte el interesante y diviértete observando el color, las burbujas y especialmente cómo ascienden del fondo de tu flute hasta la superficie (si eres hombre, olvídate de intentar ver a alguna sexy burbujita de Freixenet: es un Champagne). Lo comparan a multitud de perlas ascendentes que acaban formando un collar (pues es muy romántico). Como haya muchas, mal asunto.
Fase olfativa: ahí entabla conversación con amigos y comensales de tu soirée para oír versiones muy personales de las diferentes notas olfativas que se adivinan. Puede oler a manzana, melocotón, miel, alguna especia, vainilla ... y a lo que cuente la imaginación de cada uno aunque sea imposible.
Vale, vale: ya podemos beber ... digo, degustar. Para apreciar toda la riqueza de su sabor, guarda el líquido unos segundos en la boca, deja a tu paladar hacer el resto del trabajo. Ya está, ese momento quedará grabado en tu memoria y recordarás esa copa de ese Champagne y la experiencia de su degustación tranquila y atenta con cariño. ¡Chin chin, salud!
Vía | Champagne Cattier Foto | Barrels & Bottles Le Champagne Loveseat de Veuve Clicquot En Embelezzia | El enfriador Baccarat Moulin Rouge en oro o plata En Embelezzia | Veuve Clicquot, Gran Dama de la Champagne en el siglo XVIII
