Esta mañana, mientras leía la crónica de mi compañero y amigo Jorge Sneak Peak en Trendencias, de la alfombra roja de la Gala Starlite celebrada en Marbella, que organiza cada año el actor malagueño Antonio Banderas, me daba cuenta de que al cruzar los límites del municipio, los famosos van sacando los brillos de las maletas. Las mismas personas que adoptan un sencillo vestuario adlib mientras están en Ibiza y elegantísimos trajes urbanitas de alta costura en sus apariciones en Madrid o Barcelona, mutan de personalidad y retoman el estilo que tan famosa hizo a la pequeña ciudad de la Costa del Sol: el estilo Gil y Gil.
Marbella ha sido desde los tiempos en que se descubrió el paraíso de los excesos. Parecía que estaba de capa caída con todos los escándalos de corrupción, de malversación de caudal público y demás temas desagradables y con la marcha de los jeques árabes en pos de otros centros turísticos. Pero con ayuda de sus vecinos más generosos y populares la pequeña ciudad malagueña resurge de sus cenizas con el Starlite Festival.
A pesar de tratarse de una gala benéfica, la alfombra roja se llenó de famosos ataviados al estilo marbellí, que no tiene réplica en ningún lugar del mundo, salvo quizás Las Vegas. Marbella sigue siendo un excesivo relumbrón, salvo honrosas excepciones. Todo es demasiado en Marbella: demasiado oscuros los bronceados, demasiados brillos en los vestidos, demasiados escotes, demasiados muslos, demasiados labios, demasiado botox...
Si queréis ver todos los vestidos, en la entrada de Jorge podéis deleitaros con las mejor vestidas y espantaros con las peor vestidas. Tengo que decir que sólo se salvan cuatro diseños (bajo mi punto de vista) y ninguna era la anfitriona (la camisa de simpático Antonio era más adecuada para tocar flamenco en una "cueva granaína", que para ejercer de anfitrión de una cena de gala).
Como el propio Jorge dice siempre hay que quedarse con lo mejor y buscarle el puntito a lo peor. Lo mejor es que se recaudó una importante cantidad para las fundaciones “Niños en Alegría” y "Lagrimas y Favores”, y que vimos preciosos diseños sin una lentejuela, ni un brillo, en invitadas tan elegantes como Patricia Rato o Eugenia Martinez de Irujo (habitualmente no me suele gustar, pero el vestido un diez, el pelo un cinco, pero como el mío también sufre entre el salitre, el viento y el sol marbellí, vamos a darlo por aceptable). Brillos de buen gusto, los de la impresionantemente bella Valeria Mazza y color sofisticado el del vestido azul klein de Remedios Cervantes.
Las nuevas diosas del Olimpo resultaron demasiado artificiales. Tengo duda con el vestido de Carmen Lomana, normalmente me suele gustar, pero en esta ocasión, no sé, quizá estaba demasiado bronceada para que el efecto fuera elegante. Le voy a dar el beneficio de la duda, al igual que a Natalia Sánchez. La actriz estaba elegantísima pero un poco sosa para un chica tan joven.
Ahora vamos a sacarle el puntito a lo peor... se reafirma que menos es más. ¿Cuales os parecen los mejor vestidos en la Gala Starlite de Marbella?
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