"Haced buenos productos. No cedáis nunca con la calidad. Por lo demás, tened ideas sencillas y aplicadlas escrupulosamente"
Así aconsejaba a sus colaboradores el fundador de la saga de perfumistas Guerlain, Pierre-François-Pascal, allá por la primera mitad del siglo XIX, época de Carlos X. Un visionario de su época, un médico-químico interesado en esa vertiente industrial que empezaba tímidamente en el mundo mágico de la Belleza y los Perfumes.
Abrió su primer establecimiento en 1828 en Paris, rue de Rivoli. Ya desde sus inicios su tenacidad, calidad de trabajo y espíritu innovador atrajo a una clientela selecta, damas de la Corte, reinas y emperatrices europeas. Su evolución hasta nuestros días es fascinante.
Lo que hoy día es algo cotidiano como lociones de aseo y fórmulas farmacéuticas de uso cosmético, es novedad en esos tiempos. Pierre-François-Pascal instaura en Guerlain la idea de personalizar cada eau de toilette para una sola bella dama o perfumes inéditos efímeros "por espacio de una noche".
Para que os hagáis una idea de la fama de Guerlain, Honoré de Balzac le encargó un eau de toilette única antes de escribir César Birotteau. Una edición especial de la Sylphide (el diario de las elegancias) se perfumó con una Guerlain. Claro que hay que imaginarse la época: sólo la sociedad pudiente podía acceder a tales lujos pero también era muy exigente en cuanto a la calidad y resultados.
Cosmética de lujo de la época: Fleurs d'Amandes à la Sultane (suavizante), Pâte Royale (embellecedora), Alcoolat de Concombres (purificante). La fábrica de la Avenida Kléber, esquina Place de l'Étoile, se traslada con el tiempo a la Rue de la Paix y más tarde a Colombes. Actualmente los laboratorios Guerlain tienen fama mundial por su avanzada tecnología y está en Chartres. Confío que algún día mi angelito de la guarda me conceda el deseo de una visita guiada a esta fábrica-museo.
La buena fortuna de Pierre-François-Pascal le concedió el título de honor de Perfumista Proveedor de Su Majestad la Emperatriz Eugenia de Montijo (esposa de Napoleón III) al gustarle la creación de Guerlain inspirada en ella: la famosa y refinada Eau de Cologne Impériale (que será tema de un post completo próximamente) todavía comercializado hoy día por suerte para todos nosotros.
Creaciones de esta época gloriosa son Parfum Impérial, Parfum de France, Bouquet Napoleón o Délice du Prince, hoy día descatalogados.
Este diploma le abrió las puertas de todas la Cortes siendo declarado Perfumista Titulado de todas las Cortes de Europa, cargo de la más alta categoría. Podéis imaginar el mercado de lujo que creó y que le dió el empujón definitivo para asentar el imperio familiar del que ha gozado todos estos años hasta nuestros días. Sólo los pioneros con una visión muy abierta consideraban la internacionalización de sus productos, como logró su contemporania Madame Clicquot en Rusia.
Entre sus clientas contaba con la Reina Victoria, la Reina Isabel de España, la Emperatriz de Austria (llevada al cine como Sisí), incluyendo las Cortes de Europa Central y la de San Petersburgo. Disfrutaban de creaciones únicas como Le Bouquet de Furstenberg, L'Eau de Cologne Russe o Voilà Pourquoi J'aimais Rosine, igualmente descatalogados.
Nos quedamos hoy en el 1863, os contaré como sigue esta fascinante historia de la Casa Guerlain el domingo próximo. Hasta entonces, os deseo que tengáis una semana de lujo.
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