Son todavía estudiantes de primero de bachillerato en un instituto de Sabadell pero Victòria Dugo, Alèxia Còrdoba y Cristina Bros ya han dado con la fórmula de un plástico biodegradable. Un material sostenible que podría utilizarse para fabricar diferentes artículos como botellas, vasos, bolsas e incluso juguetes y otros productos sólidos. Con su descubrimiento han ganados dos certámenes científicos internacionales y en junio se presentan en Nueva York al tercero.
Se trata de dos formulaciones hechas a base de productos tan baratos y al alcance de todo como son las algas y la harina. Con ellas es posible fabricar plástico que se descompone sin dejar ningún residuo. Una opción que, además de ser amable con el planeta, es atractiva por su colorido y su ductilidad (la capacidad de deformarse sin llegar a romperse).
Aunque, de momento, ninguna empresa se ha interesado por su creación, sí les ha hecho a ganar el primer premio de Exporecerca que, a su vez, les permitió participar (y ganar) en el certamen de ciencia y tecnología MCTEA, celebrado en Brasil. Gracias a ello en junio volverán a viajar, esta vez a Nueva York, para participar en las Genius Olympiad.
De todos modos, la motivación de estas jóvenes es contribuir a solucionar la emergencia climática y hacer del mundo un lugar más sostenible. Así lo han admitido ellas mismas en na entrevista con La Vanguardia, donde también han contado que tuvieron la idea cuando cursaban cuarto de la ESO y a una de ellas, Victòria, le dieron en el supermercado una bolsa que estaba fabricada con fécula de patata.
Aquello le hizo preguntarse cómo es que todavía no se había inventado un material en la misma línea que sustituyera al plástico en otros contextos. Así que, cuando su instituto convocó entre sus alumnos un certamen científico y tecnológico, decidió crear su propia fórmula y presentarse.
El primer paso fue ponerse al día con respecto a los productos que había en el mercado. De este modo, llegaron a la conclusión de que lo más efectivo era centrarse en aportar recursos a nivel local, con productos de Km0. Un año después, y tras muchas horas de trabajo invertidas, han mejorado la fórmula y ahora se encuentran trabajando en la bolsa que presentarán en Nueva York.
Según datos de la ONU, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y, al año, se usan 500.000 millones de bolsas. Algo que se acaba traduciendo en que ocho millones de toneladas acaban en los océanos cada año, amenazando la vida marina.
Fotos | Unsplash e IDAEA.
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