¿Qué no le debe Netflix a Orange is the New Black? La serie basada en el libro autobiográfico de Piper Kerman fue una de las primeras producciones originales de la plataforma de streaming. Corría el verano de 2013 y el servicio ni siquiera estaba todavía disponible en España.
De hecho, no llegaría a nuestro país hasta dos años después pero, para entonces, ya eramos muchos espectadores en todo el mundo los que estábamos enganchados a los dramas y comedias de las presas de Litchfield.
Orange is the New Black y House of Cards fueron los dos primeros éxitos de Netflix, antes del gran pepinazo definitivo que supuso en 2016 la primera temporada de Stranger Things.
Con OITNB, además, la plataforma se adelantó a la tendencia de series y películas protagonizadas por mujeres fuertes y carismáticas que estaba a punto de eclosionar.
Así conocimos a Piper Chapman, la pija blanca y rubia de Connecticut que nunca había esperado tener que ingresar en prisión por un delito relacionado con el contrabando de drogas cometido una década atrás con su novia de entonces: Alex Vause.
Así también la conocimos a ella y a Red, a Suzanne "Ojos locos", Taystee, Nicky, Lorna, Gloria... Y todo un elenco de personajes femeninos rico en diversidad y profundidad como entonces todavía no estábamos acostumbrados a ver en televisión.
Una de esas series en las que, a pesar de haber unas protagonistas claras, acaba convirtiéndose en coral gracias a unos personajes muy bien perfilados y realistas con los que no podemos evitar acabar implicándonos tanto que, cuando los focos se apagan, nos duele tener que despedirnos de ellos como si de unos amigos de verdad se tratara.
Y es que Orange is the New Black llega a su final con su recién estrenada séptima temporada. Aunque no diremos que "tristemente" porque, aunque nos dé pena no volver a saber de sus personajes, la serie, como sucede muy a menudo, daba la sensación de estar estirándose de más por su éxito. En otras palabras: le sobran temporadas.
Se trata de una entrega de 13 episodios que duran una media de 55 minutos cada uno. Menos el final, que casi llega a los 90 minutos.
Estos capítulos retoman el punto en el que se quedó la ficción con el cierre de la sexta temporada, cuando Piper fue puesta en libertad. Así, una vez fuera, tendrá que vérselas con la dureza de la reinserción.
Y es que, la serie no solo ha destacado por sus diálogos frescos e ingeniosos, siempre muy pegados a la realidad de la calle. También lo ha hecho por su denuncia al sistema carcelario: la falta de recursos, los abusos de poder del personal, la venta de droga dentro de sus límites, su efectividad (o falta de ella) a la hora de reinsertar, el sinsentido de la burocracia...
De este modo, la serie se ha movido siempre entre el humor y el drama, dejándonos la risa de un chiste congelada, en más de una ocasión, por la falta de esperanzas contra la que se dan una y otra vez sus personajes.
Esta última entrega es especialmente dramática tratando el tema de las deportaciones de inmigrantes, tan de actualidad en la vida real con las políticas migratorias de Trump. También, tratándose de una cárcel de mujeres, explora el tema del "Me Too" y lo hace con el característico humor negro de su guión y con inteligencia.
Enfrentarse al final de una serie tan larga y querida suele ser un asunto delicado. Véase recientemente el caso de Juego de tronos. No obstante, y sin hacer spoilers, podemos decir que el cierre que se le ha dado a OITNB contenta a fans y crítica. Sin duda, un final digno aunque, no por ello, menos doloroso.
Fotos | Netflix.
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario