Cada noche tengo sueños y pesadillas vívidas y raras: a qué se debe este fenómeno que nos está ocurriendo durante el confinamiento

Tanto en redes sociales, como entre mis amigas y familiares, no dejo de ver como la gente comenta los sueños tan extraños que están teniendo durante estos días. No solo se trata de que duerman bien o mal, sino que tienen sueños más vívidos que nunca, con ocurrencias y situaciones en ellos catastróficas, raras o muy chocantes.

A qué se debe la aparición de estos sueños raros

Lo primero que debemos tener en cuenta es cómo funcionan los sueños y qué son. Algunas personas más freudianas creerán aquello de que los sueños se pueden interpretar para conocer las miserias ocultas de nuestro subconsciente.

La realidad es que no existe ninguna evidencia de esto, pero sí sabemos que vigilia y sueño van de la mano. Es decir, las cosas que nos ocurren en nuestro día, las actividades que acometemos y los sentimientos que tenemos a lo largo de las horas que pasamos despiertos, influirán en los sueños que tengamos.

Qué son los sueños y qué papel juegan

Los sueños suelen darse en la fase REM del sueño - aunque recientemente se ha descubierto que puede darse en otras fases -, el momento de sueño más profundo y consisten en narraciones que podemos experimentar, visualizar y sentir. Una de las cosas que más nos suele sorprender es que todos soñamos todas las noches y no una sola vez, sino que lo habitual es tener unos 30-40 sueños por noche. Sin embargo, habitualmente solo recordamos uno o ninguno.

Por supuesto, aunque estemos durmiendo, nuestro cerebro sigue trabajando y lo hace a un ritmo bastante interesante. En base a lo que se sabe sobre los sueños - y falta mucho todavía por descubrir - este es el momento en el que asimilamos los aprendizajes del día, se consolida nuestras memoria de lo aprendido, se da cierta regulación fisiológica, y gestionamos la emociones del día.

El tronco de nuestro encéfalo manda información en forma de sonidos, imágenes, emociones, etc. y esta información se basará en nuestros hechos diarios (las personas que vemos, las personas en las que pensamos, cosas que nos han ocurrido, emociones por las que hayamos pasado o cosas que nos preocupen). Después es trabajo del neocórtex interpretar esa información y con ella crea una narración, o lo que conocemos como sueños.

Además, todo lo que ocurra mientras estamos soñando (si hace frío en la habitación, si los pájaros cantan fuera, si nos tocan, etc.) también estimulan el sueño que tenemos. Otras teorías indican que, además, los sueños podrían servirnos para abordar asuntos que nos provocan ansiedad o miedo en la vida real y que no somos capaces de resolver en la misma tal y como indica la conocida psicóloga Linda Blair.

Cómo afecta una situación como la actual a nuestros sueños

Si los sueños se alimentan de la gente en la que pensamos, las emociones que sentimos, los miedos, las ansiedades, los deseos y las informaciones que recibimos día a día, puede que no resulte tan extraño que estemos teniendo sueños rarísimos.

Debemos tener en cuenta que los sueños permiten y facilitan que elaboremos y aprendamos de todas esas cosas que nos han pasado en el día y lo hacen mezclando todo lo anterior intentado crear una narración que integre todo. En ocasiones, los sueños nos traen a la memoria situaciones emocionales que hemos intentado evitar durante el día de manera que las procesemos.

En una situación actual de miedo, dudas y ansiedad, en la que echamos de menos el contacto con otras personas, extrañamos nuestra vida normal y estamos tristes por la pérdidas que hayamos vivido, no es de extrañar que nuestros sueños tengan cierto tinte ansioso, nostálgico y muy emocional.

Algunos expertos, como Deirdre Barrett, han indicado que el hecho de que los sueños sean más vívidos que nunca, especialmente extraños y, además, los recordemos mejor que en nuestro día a día normal, se puede deber a que ahora mismo, cuando estamos despiertos, tenemos pocos estímulos y hay mucho menos ritmo en nuestro día a día. Esto podría provocar que nuestros sueños se hagan más presentes de lo habitual.

Qué podemos hacer para reducir estos sueños

Debemos tener en cuenta que cuando tenemos niveles altos de ansiedad, tendemos a dormir de manera más ligera y superficial -con más minidespertares - por lo que puede influir en que recordemos más sueños y sintamos que tenemos más de los habituales.

Además, la situación emocional no abordada durante el día va a afectar sin duda a la noche. Algo que podemos hacer para reducirlo es intentar aliviar esos sentimientos de día. Una buena idea es acudir a terapia psicológica aunque sea online. También podemos practicar actividades relajantes como el Yoga.

Por otro lado, cuidar la hora de dormir puede ser una buena manera de evitar el sueño superficial. Intentar mantener unos horarios de sueño estables, evitar las pantallas de dispositivos electrónicos al menos 45 minutos antes de irnos a dormir, mantener un espacio agradable para el sueño en cuanto a luz, ruido y temperatura, así como realizar actividades relajantes, puede ser de gran ayuda estos días.

Imágenes | Unsplash

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