Hagamos un recuento: el día tiene 24 horas, ni una más ni una menos. 24 horas en las que tenemos que dormir, comer, trabajar y cumplir con un porrón de obligaciones. Y por si todo eso fuera poco, vienen las revistas a decirnos que tenemos que añadir un montón de tareas más si queremos estar sanas y estupendas.
Las mañanas ya son de por sí un caos absoluto. Te levantas con la hora pegada y con todo tu cuerpo pidiendo cafeína a gritos. Pero, ¡eh!, que antes de ingerir nada deberías tomarte un vaso de agua con limón en ayunas como recomiendan los especialistas porque es diurético, ayuda a tu sistema inmunológico, equilibra tus niveles de PH, es bueno para tu piel y un porrón de beneficios más de los que yo me quedo sólo con esta información: ¡en ayunas! Y si el agua es caliente o templada, mejor. Puritita agonía.
Un desayuno completo y cremas a porrillo para empezar el día.
A continuación puedes tomarte tu café, pero que sepas que si sólo tomas eso lo estarás haciendo mal. Rematadamente mal. Si quieres hacer lo mejor para ti, tendrás que tomar un desayuno completo e incluir una porción de hidratos, otra de proteínas y otra de grasa (pero no dicen nada del café, que es lo que realmente necesitas). Hala, saca el gorro de chef y ponte ya mismo a emular a Jamie Oliver.
Y todavía te queda pasar por el cuarto de baño y acometer el trabajo de ducharte y adecentar todas las partes de tu cuerpo. Y si hacemos caso de todo lo que nos dicen las revistas, eso te puede llevar toda la mañana. Tras una ducha escocesa, la mejor para activar tu riego sanguíneo, desodorantes y cremas varias para hidratar y reafirmar el cuerpo, tendrás que proceder con la cara. Y madre mía, necesitaríamos una estrategia diseñada por el gran Sun Tzu para emprender esta tarea. Que si el sérum, que si la hidratante, que si el contorno de ojos,… Todas las partes de tu rostro necesitan una crema específica y no vale con echársela de cualquier manera. Si quieres hacerlo bien, tendrás que masajearte de determinada manera. Llegas tarde ya, que lo sepas.
En el camino hacia el trabajo no tendrás tiempo para recuperar el aliento si sigues los consejos de los especialistas. Ejercicios de Kegel para trabajar tus músculos más privados y yoga facial son algunas de las mil cosas que deberías hacer para mantenerte estupenda.
A media mañana toma fruta. O frutos secos. Y bebe agua. Hasta ocho vasos al día. Que sí, que es muy bueno, pero ¿cuánto tiempo me va a hacer perder en el cuarto de baño? Porque la vejiga de una no tiene la capacidad de un tonel de cerveza. Y a ver cómo le dices a tu jefe que ahora no puedes entregarle el informe, que después de tres visitas interminables al baño tienes que ponerte a pelar la mandarina.
A mediodía, exposición al sol, paseos y una comida en la que no falte de nada.
Hora de comer. Y de aprovechar para dar un paseo y mover tus músculos anquilosados. Ah, y para que te den bien los rayos del sol. Que la Vitamina D es fundamental para mantener el funcionamiento del sistema nervioso y la estructura adecuada de los huesos y los dientes. Y por supuesto, tienes que comer sentada y relajada, nada de comer mientras andas y tomas Vitamina D. Ah, ¿que sólo tienes una hora para hacer todo? Qué pena que no hayan inventado una máquina del tiempo, mujer.
Vuelta al trabajo. Y ya casi es hora de merendar. Tómate otra pieza de fruta o de verdura, que ahora las autoridades sanitarias dicen que con cinco no es suficiente, que lo ideal es tomar siete piezas de fruta y verdura. A este paso parece que tienes un puesto del rastro en tu despacho y tu compañero te ha preguntado ya dos veces a qué precio están las peras.
Fin de jornada. Uf, qué descanso. ¿Segura? Si no has aprovechado la hora de la comida para hacer deporte te toca ahora, amiga. Arrástrate hasta tu gimnasio amigo y déjalo todo en la bicicleta de spinning o en lo último que digan los especialistas en fitness que hay que hacer. Apunta también un poco de yoga, que tiene una montaña de beneficios.
Tu jornada laboral finaliza, tus obligaciones no.
Ahora sí, ya puedes volver a casa. Lo mismo tienes un familia que atender. O tienes hambre. O te has desmayado por el camino. Pero no te creas que la cosa ha acabado aquí, ni tan siquiera improvisando una ensalada de lo más raruna con todas las frutas y verduras que todavía no has tenido tiempo de ingerir. No te olvides tomar una infusión relajante, otra manera de ingerir más y más agua.
Ya es hora de irse a la cama, pero primero tendrás que volver a pasar por el proceso de desmontaje que toda revista te recomienda. Es decir, limpiadora facial, tónico, sérum (otra vez), crema nutritiva especial para la noche, etcétera y etcétera. Y otro etcétera, venga. Y todo ello con el consabido masaje. Puede que a estas horas ya sea de madrugada. Mal, porque todos los especialistas recomiendan dormir al menos ocho horas. Vaya, algo está fallando aquí.
En resumen, que la única manera de sobrevivir a todos los consejos que nos dan las revistas, especialistas y enterados de todo tipo es hacer caso aleatoriamente de algunos y no obsesionarse con seguir todos los demás. O pasar de todo y hacer sólo lo que nos haga felices. Porque el día sólo tiene 24 horas y ya nos encargamos nosotras de echarnos un montón de trabajo sobre los hombros. Como para obsesionarse con añadir más leña al fuego de nuestro caos diario.
Fotos: Pedro Ribeiro, Maegan Tintari, Brandon, Timothy Krause, Wolfman Blacque
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