Al contrario que con tus amigos, a la familia no la eliges tú. Y tampoco a los compañeros de trabajo que te han tocado en suerte (o en mala suerte). Pero no lo veas todo como malas noticias, porque siempre hay algo que aprender de las personas con las que pasamos más horas a lo largo del día. Incluso muchas cosas buenas.
1.- Los serieadictos
Cada mañana tienes que entrar en tu oficina esquivando spoilers, cuando lo que a ti te gustaría realmente es toparte de frente con un barreño de café. Es una de las inconveniencias de compartir oficina con esta nueva especie que se alimenta de temporadas cada noche y necesita analizar cada pormenor de lo que pasó en el capítulo que vieron.
Su muestrario de temas es bastante reducido… Mmmm, vale se reduce sólo a qué serie están viendo, qué series piensan ver y a hacer un repaso de todas las series que han visto en el pasado.
Qué puedes aprender de ellos:
Para empezar, puedes estar al día de lo último en televisión sin molestarte en verlo. De todo. Algo que viene estupendo cuando trabajas en algún tipo de profesión creativa y no puedes trabajar sin controlar lo que pasa en el mundo audiovisual.
Y cuando decidas darte de alta en alguna empresa de Televisión a la Carta tendrás a alguien cerca de ti que ya se ha hecho un estudio previo de cuáles son las compañías con más ventajas y mejor relación calidad-precio.
2.- Los foodies
Mientras los demás mordisqueais distraídos una manzana o un asco-sandwich de la máquina expendedora junto al ascensor, ellos presumen de su pollo tikka massala con cilantro y arroz negro, acompañado de manzana caramelizada y, encima,... lo disfrutan a tope.
Lo reconoces: su obsesión por averiguar cuál es el aceite qué mejor le pega a esta ensalada (picual, aberquina, etc.) te aburre mogollón y lo último que te interesa es meterte en una discusión sobre los taninos de tal marca de vino, pero se te van los ojillos cada vez que desempaquetan la comida en el comedor de la empresa.
Qué puedes aprender de ellos:
Su preocupación por llevar una vida sana, alimentarse bien y disfrutar de las cosas buenas de la vida son una gran fuente de inspiración. Tírales un poco del hilo y tendrás un profesor de cocina 24 horas a tu servicio. Mucho mejor que llamar a tu madre cada vez que olvidas la receta del pollo al ajillo.
3.- Los obsesos del trabajo
Son los que llegan antes que tú cada día. Y los que se van después que tú. Haciéndote quedar mal todo el rato delante de los jefazos. Pero lo peor es que durante el tiempo que hay entre entrada y salida trabajan como unos descosidos, llevan siempre sus mails al día, se han empollado las noticias del sector y han previsto cómo podría afectar a tu empresa y otras cosas que te desconciertan que haría cualquier criatura que no tenga un súper ordenador por cerebro.
A veces tienes la impresión de que viven en su despacho, lo que sería lógico tal y como están los pisos en tu ciudad.
Cuidado con ellos porque los adictos al trabajo muchas veces bloquean los procesos, al considerar que su presencia es imprescindible para la correcta realización del mismo.
Qué puedes aprender de ellos: Un workaholic es una persona que adora su trabajo y pone toda su pasión en él. Tener al lado un persona tan motivada también te inspirará a ti. Aprende a venderte tan bien como se venden ellos.
4.- Los evita-marrones
Van corriendo por los pasillos como si llegaran eternamente tarde a una reunión que nadie ha convocado y, para dejar claro lo estresados que están, no dejan de explicar a voces el lío que tienen encima. La realidad es que es su estrategia de evitar que les caiga más trabajo encima.
Y aunque se quejen de que tienen mil cosas por hacer, su montaña de trabajos apenas ha descendido en meses. A cambio tienen al día sus redes sociales. No como las tuyas, que están llenas de telarañas.
Qué puedes aprender de ellos: Copiar un par de sus tácticas disuasorias no te vendrá mal si eres el pobre diablo al que le caen todos los marrones de su oficina. Tampoco está de mas si aprendes a darle importancia al valor de tu trabajo y el tiempo que le dedicas.
5.- Los viajeros empedernidos
Su objetivo en la vida es poner tantas chinchetas en su mapamundi de casa como sitios en los que han estado. Es una obsesión insana y apenas les puedes sacar de ahí o de contar interminables anécdotas sobre este o este otro viaje. Ojalá le dedicara tanto tiempo y cuidara tanto la ortografía de los informes como lo hace con sus críticas en Trip Advisor.
Qué puedes aprender de ellos: Para empezar, puedes aprender a sacarle el máximo provecho a tus días libres, cómo juntar puentes y multiplicar el tiempo como si fueras un físico experimentado en máquinas futuristas. También te tendrá al día de todas las ofertas, por supuesto.
6.- Los runner
Tenéis en cuenta su disciplina de entrenamiento para programar todas las reuniones. Os sabéis de memoria los largos que se hace y las fechas de las maratones que piensa correr. Ah, y su umbral anaeróbico, eso que no falte. Pero si hasta el teléfono de contacto que os dio en caso de accidente es el de su fisioterapeuta en vez de alguien de su familia...
Qué puedes aprender de ellos: Esa disciplina de oro. Esa voluntad de hierro. Esa dedicación, nieve o llueva... es digna de admiración. Y de que te inspire esos días en los que andas más flojo y los sueños parecen tonterías. Un runner se pone objetivos y no sueña con conseguirlos, lucha cada día por acercarse un pasito más.
7.- Los fashionistas
Casi tienes miedo de entrar por la puerta de tu empresa cada mañana. ¿Con qué te sorprenderán esta vez? ¿Te parecerán unos mamarrachos? ¿Volverá a ser una confirmación de que estás demodé total? Y lo más importante, ¿sabrás pronunciar el nombre de la nueva moda correctamente o volverás a quedar como un memo como la vez que intentaste pronunciar la palabra lampshading?
Qué puedes aprender de ellos: No los desestimes ni les trates de superficiales. Estar a la última en moda requiere mucho trabajo, informarse, ver muchas cosas e, incluso viajar. Y todo eso es información vital que cualquiera de tus compañeros fashionistas puede compartir contigo.
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En Trendencias|Pareja, trabajo, amigos... todo te sale mal y tienes sensación de que eres tú. ¿El autoboicot existe o es un mito?
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