Los 11 beneficios de ir a terapia (sin estar loca)

A veces me sorprendo de lo mucho que ha avanzado nuestra sociedad en las últimas décadas, y otras, sin embargo, me cuesta creer lo anclados que seguimos en determinados prejuicios. Porque, podemos decir lo contrario, pero en determinados ámbitos sigue siendo muy diferente decir «esta tarde voy al dentista» que decir «esta tarde voy al psiquiatra/psicólogo».

Todos queremos ser felices. Es algo tan obvio que me da hasta pudor escribirlo. Algo tan simple como unas sesiones de terapia puede marcar la diferencia. Por eso, vamos a echar un vistazo a los once beneficios de ir a terapia.

Ataja los problemas antes de que no tengan solución

Lo dicho. Más o menos todos asumimos la necesidad de ir al psiquiatra o al psicólogo cuando surge un problema grave. Vamos, lo mismo que hacemos con todos los médicos, ¿no? Vamos al dentista cuando el dolor de muelas lleva meses volviéndonos locos; vamos al oftalmólogo cuando nos tropezamos con una farola por octava vez porque no vemos nada; vamos al médico de cabecera después de semanas con la fiebre alta y las amígdalas como puños. ¿No? Lo hacemos antes de llegar a esos extremos, ¿verdad? Pues ya va siendo hora de hacer lo mismo con los males que nos asolan la mente.

Aplica lo que sabes sobre prevención

La clase médica lleva años poniendo todo su esfuerzo de divulgación en la prevención. Si nos gusta cuidarnos o, simplemente, si somos responsables con nuestra salud acudiremos cada año a chequeos médicos, analíticas completas, revisiones ginecológicas, odontológicas, etc. ¿Por qué no plantearnos una revisión psiquiátrica o psicológica?

Duerme mejor

La hora de dormir es el momento favorito de nuestros fantasmas para aparecerse. Aparquemos las excusas. No más «siempre me ha costado dormir» ni «a mi madre también le pasa». Si el insomnio nos amarga la noche (y, sin duda, el día siguiente), lo mejor será buscar causas y soluciones.

Ve a trabajar con ganas

El mundo laboral es terreno abonado para los desequilibrios emocionales. El estrés, la autoexigencia, los problemas con los compañeros, el mobbing... Si cada mañana, cuando suena el despertador, darías cualquier cosa por no ir a trabajar; si la tarde-noche del domingo te vienes abajo porque lo último que quieres es que comience la semana... deja de pensar que a todo el mundo le pasa y pide ayuda.

Estudia sin problemas

Si el trabajo es uno de los grandes caballos de batalla de los adultos, los estudios lo son de los niños y adolescentes. Los trastornos de aprendizaje todavía tienen un cierto halo de ciencia ficción. Tendemos a caer en tópicos sobre disciplina, en lugar de esforzarnos por detectar a tiempo un problema de aprendizaje que puede marcar la diferencia entre un adolescente marcado por el fracaso escolar, y su consiguiente estigma social, y una persona realizada.

Saca lo mejor de la vida de pareja

Todavía son pocas las parejas que acuden a la consulta del psiquiatra o del psicólogo cuando hay problemas. En el mejor de los casos, la terapia de pareja suele ser un último recurso antes de lanzarse a tramitar el divorcio. Conocernos como pareja, y aprender a identificar los problemas que amenazan nuestra estabilidad pueden evitarnos grandes disgustos posteriores.

Deja de resignarte

Todos nos consideramos unos expertos en psicoanalizarnos. Nos ponemos etiquetas y no diferenciamos entre un rasgo de carácter y un problema. Si alguien se considera, por ejemplo, "un poco llorón" porque siempre se le escapa la lágrima con las películas de amor, no creo que haya un problema. Pero si reconoce llorar todas las noches sin conocer a veces el motivo, ¿no debería tratar de solucionarlo?

Derrota al miedo

Todos tenemos miedo de algo. De hecho, creo que todos compartimos una serie de miedos inevitables: la muerte de alguien a quien queremos, la enfermedad, perder nuestro trabajo o la propia incertidumbre sobre el futuro. Es normal. Lo importante de verdad es salir adelante pese a los miedos. Algunos pueden parecer ridículos a quien no los padece. Otros pueden condicionar por completo la vida de quien los sufre. Pero todos, absolutamente todos, van a mejorar con ayuda.

Quiérete más

La interacción entre mente y cuerpo es un camino de ida y vuelta. Es muy difícil mantener la fortaleza emocional cuando la salud física se nos complica. Lo mismo ocurre en sentido contrario. Muchas dolencias emocionales inciden directamente sobre nuestro cuerpo y lo van minando poco a poco. Desde los desórdenes que nos puede provocar el insomnio hasta las gravísimas consecuencias que pueden tener los trastornos alimenticios o las adicciones... no hay excusa para no ponerles freno.

No dejes que el dolor te paralice

Traumas hay muchos y de muy diferentes tipos. Tendemos a justificar algunos y a banalizar otros. Pero, si algo nos atormenta, si está en nuestra cabeza veinticuatro horas al día y no nos deja avanzar, es el momento de pedir ayuda. Y no, no todo se soluciona con una charla entre cañas con amigos. Si pedimos ayuda profesional y logramos aprender a convivir con aquello que duele, tendremos el camino asfaltado para una vida mejor.

Saca el máximo provecho a la vida

Sí, esto también puede sonar a tópico. Y todavía más si añado que vida no hay más que una. Pues a lo mejor es un tópico, pero también es una realidad. Asumir como natural nuestra propia infelicidad es el mayor daño que podamos infligirnos. La respuesta puede estar en la ayuda profesional, y estaremos desperdiciando un tiempo precioso si no nos atrevemos a buscarla. Nadie nos va a devolver los malos días; hagamos que los que vengan sean mejores.

Hemos hablado de once beneficios de ir a terapia. Seguro que hay muchísimos más. Todos conocemos nuestras debilidades. Casi todos hemos pasado por periodos de nervios o bajón. ¿Por qué asumir que no tienen solución? ¿Por qué no pedir una cita y dejar que un profesional nos guíe en la búsqueda de soluciones? Todos somos especialistas en procrastinar, pero hay algo que no tenemos excusa para posponer: la búsqueda de la felicidad.

Fotos | Purplee Moon, Lady Slider, Barbara M., Dappled Willow, A Complete Life, Fawn Deviney, Oasis.

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