La pandemia y el confinamiento han cambiado nuestras vidas, especialmente en la relación de pareja. Esta inusual e inesperada situación ha puesto a prueba el equilibrio de muchas de ellas, obligándolas a 'revisar' el estado de sus relaciones. Algunas, superadas por la situación y ante una evidente crisis, han decidido acudir a una terapia conjunta.
La demanda de profesionales especializados en la pareja aumentó considerablemente durante y después del confinamiento. ¿Cuáles son los motivos que han desencadenado estas crisis de pareja como consecuencia de la pandemia y cómo pueden solucionarse? Hablamos con Lucía Cuesta, psicóloga clínica especializada en coaching relacional, para dar con las claves del tema:
El confinamiento ha abierto la caja de Pandora
El confinamiento ha abierto la caja de Pandora y ha puesto de manifiesto situaciones que antes no se querían asumir: "Siento que hay una conclusión general que tiende a decir que el confinamiento ha separado a mucha gente pero no es así. Ya existía un problema pero daba miedo hablarlo y se apartaba. Ahora, por primera vez, hemos tenido que hacernos cargo de él", recoge Lucía.
"La vorágine de los niños, el trabajo, los amigos, etc nos metía en un mundo de rutinas en el que poder refugiarse, evitando así reconocer la crisis. Estoy trabajando con muchas parejas que se han visto forzadas a convivir, algunos por primera vez a pesar de los cinco, 10 o 15 años de matrimonio. Muchas parejas se habían adaptado a un vínculo disfuncional que de alguna manera les 'funcionaba', se habían convertido en compañeros de piso y pagaban a medias las facturas... Por primera vez han visto el problema de frente", añade la experta.
Las crisis son necesarias para avanzar
La psicóloga empieza explicándonos que las crisis, sean del tipo que sean (amistad, fraternal, laboral, pareja), son fases de cambio necesarias e inherentes a la vida y por ello que hay que aceptarlas, reconocerlas y abordarlas.
Son necesarias para avanzar y forman parte de las etapas de madurez de la relación. "La mayoría de las crisis son necesarias porque son un momento trascendental y de transformación", expone Lucía Cuesta. "Pero claro, hay que abordarlas y muchos temen reconocerlas por miedo a que la relación se acabe y terminan adaptándose a esa disfuncionalidad en la que no se es feliz, ni se encuentra su sitio".
La experta cuenta que las crisis de pareja suelen generarse por tres razones: crisis de convivencia u organización para que el sistema familiar funcione, que la pareja no sepa en qué punto se encuentra y hayan cambiado sus necesidades y, por último, la falta de comunicación.
"Pues bien, precisamente esa falta de comunicación es la que ha propiciado la mayoría de crisis de pareja que han surgido tras el confinamiento", explica Lucía. "La gente evita hablar. Llega un punto en el que no se dicen las cosas porque les parece 'una cosa más' y se adaptan a ese día disfuncional por mera supervivencia", recalca.
La comunicación (asertiva) lo es todo
La psicóloga recoge que este tipo de crisis suelen darse con más frecuencia en relaciones con una comunicación pasiva o agresiva. Es decir, existe una dinámica en la que no se hablan las cosas del día a día y esto genera una dinámica que lleva al bloqueo. "Los conflictos deben hablarse para ver cómo se pueden solucionar. Con una comunicación asertiva cuidas esos espacios para hablar de lo que ha pasado".
"Cuando las necesidades o prioridades cambian, si no se comenta con la otra persona no le das la oportunidad al otro de cambiarlo. Ahí es cuando decimos 'tenía una relación tóxica'". No. Las relaciones no son tóxicas, lo que lo es tóxico son las conductas que hacemos durante esa relación", añade.
Cómo solucionar una crisis de pareja en terapia
El espacio de la terapia supone dar cabida a una comunicación que en casa no ha existido pero, antes de recurrir a ella, es importante recapacitar sobre el objetivo o la finalidad que se persigue.
"A veces un psicólogo es la alternativa a un 'juez'. Hay quienes tienen claro que ha llegado el final y por eso recurren directamente a un abogado; y hay otros que aún tienen cosas pendientes y por ello buscan a un 'juez' que dicte 'quién es el culpable'", añade. "Esto es un error. En terapia de pareja nunca nada es casual ni lineal, todo es circular. No se buscan culpables, ni víctimas o inocentes ya que la responsabilidad siempre es de los dos".
Partiendo de esta base, la experta sostiene que es importante trabajar poniendo el foco en tres cuestiones:
1. Comprobar si los dos están en el mismo punto de la relación
Comprobar qué dinámicas surgen en la relación y analizar el 'contrato matrimonial' o de pareja que hemos creado. Es decir, entender si es un modelo de amor fusional (del tipo: "Te necesito, me anulo y hago todo lo que sea para contentarte... hasta aguantar una pandemia"), de falsa seguridad ("Tenemos ya nuestra vida montada y pensar en la soledad me agobia pero no me siento cómoda en esta relación"), etc.
"Hay que verbalizar que existe un patrón disfuncional y sustituirlo por uno nuevo en el que queden explícitas las necesidades de ambos: qué espera el uno del otro para que luego no haya falsas expectativas y confirmar que se está en el mismo punto".
2. Conocerse a uno mismo
También hay que conocerse y escucharse a uno mismo. Durante un matrimonio las necesidades cambian, y a veces hay que asumir que lo que antes aguantaba o me hacía feliz ya no es así: "A lo largo de un matrimonio no es la misma necesidad la que tienes recién casados que lo que ocurre luego. Entras en la dinámica familiar y te dejas de escuchar. En una crisis de pareja uno echa la culpa al otro y realmente eres tú el que has cambiado tus necesidades y por eso ya no soportas al otro. Hay que hacer un ejercicio de autoconocimiento y de autoescucha".
Convendría preguntarse: "¿Quién soy yo ahora? Probablemente soy yo el que ya no tengo las mismas necesidades". La experta asegura que también es importante ver quién soy yo a través de la pareja: "¿Me siento valorada? ¿Siento que todavía soy esa mujer que él eligió?" A través de la pareja somos reflejos de nuestras inseguridades y vemos qué roles ocupamos en la pareja, quién soy yo para el otro, qué funcionalidad tengo...
"Haciendo esta escucha, podemos reconocer qué parte de responsabilidad tengo yo en ese conflicto y cómo he participado en él, sea consciente o inconscientemente", sostiene.
3. Aceptar lo que llega desde la gratitud
Los pacientes que acuden a terapia de pareja se presentan con el fin de arreglar algo porque todavía existe un tema pendiente por hablar (independientemente de que quieran seguir o no). "Pero claro, ¿qué es arreglar algo?", se pregunta la psicóloga. "Hay que asumir que, en algunas ocasiones, 'arreglar' significa entender que ya no se es feliz junto a esa persona".
"Si de verdad creéis que lo habéis intentado todo te diría que la aceptación es necesaria para saber hasta cuándo es suficiente. Y que no vale todo a cualquier precio. Reconocer que en este momento vital no sois felices juntos y aceptar esto como parte de la experiencia vivida y no como parte del fracaso". Porque, recuerda, no vale con estar en pareja, hay que crecer en pareja.
Fotos | Historia de un matrimonio
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