ecesitas saber para conseguir tu peso ideal**.
Pero no podemos evitar preguntarnos si realmente es tan importante ajustarse a ese ideal para nuestra salud, si hay un número determinado y obligatorio con el que tenemos que cumplir sí o sí (o también) y, sobre todo, si los profesionales que hemos consultado consideran que estamos hablando del mejor criterio para medir nuestra salud.
El Peso Ideal no es un concepto de ahora ni un invento de la prensa para vender más revistas. Fue la compañía de seguros Metropolitan Life Insurance Company quien elaboró las primeras tablas de peso ideal en el año 1943. Una forma de calcular las cuotas de los futuros asegurados, relacionando mayor peso a un mayor riesgo de mortalidad. Vamos, que el Peso Ideal en su nacimiento tenía un objetivo puramente económico.
Las tablas del Peso Ideal no son ideales
Cuarenta años después en The Journal of The American Medical Asociation se puso en duda este concepto, en el artículo titulado Crítica metodológica del concepto de peso ideal y con otros artículos del fisiólogo Ancel Keys que dudaban sobre la validez científica de las tablas de peso ideal. Y sin embargo, el concepto ha llegado hasta nuestros días y muchos de nosotros nos seguimos preguntando a diario por qué, por qué, por qué no conseguimos pesar ese numerito que aparece en las tablas por mucho que nos cuidemos.
¿Existe de verdad el Peso Ideal?
Lucía Martinez, dietista-nutricionista y blogger en Dime qué comes lo tiene muy claro: «la definición de "peso ideal" como una cifra, o una horquilla fija entre "tantos" y "tantos" kilos, no tiene demasiado sentido».
En su opinión "además del sexo y la talla de la persona, influyen en esa cifra la edad, el estado hormonal y la composición corporal."
Para Juan Revenga, dietista, nutricionista y conductor de El Nutricionista de la General, el Peso ideal no existe como no existe el color de ojos ideal, ni el pelo ideal: "el concepto del peso ideal no es fiable", nos explica,"porque todas las veces se tienen en cuenta dos variables, está basado en virtud del género y altura, y a veces se tiene en cuestión una tercera variable, si la persona es de una complexión o constitución delgada, normal o corpulenta. En cualquiera de los casos siempre se termina diciendo que las personas, pongamos por ejemplo, los varones de 1,75 de complexión mediana tienen que pensar, no sé, 63 o 66 kilos. Y eso supone una presión innecesaria sobre los ciudadanos, mas que nada porque tenemos asociadas unas características físicas o de aspecto relacionadas con el peso. Es decir, le atribuimos a la variable peso una importancia, independientemente de cómo esté repartido, de cuáles sean los componentes que contribuyen a llegar a ese peso, etc. El peso per se, el que nos dice una báscula, ya supone un fuerte elemento de presión sobre la sociedad, muy especialmente en el género femenino."
En su opinión el grado de preocupación que precisamente llegan a tener muchas mujeres con el tema del peso ideal es patológico y enfermizo: "pero no son ellas las culpables, porque han nacido en este paradigma, en estas circunstancias en las que el tema del peso se ha idolatrado, se ha elevado a una posición de excelencia absoluta, de alcanzar ese determinado peso como sea. Que se puede obtener de una forma más o menos seria o a través de influencias tan variopintas como puede ser la vecina del quinto, el charcutero, o a través del comentario que te puede hacer cualquiera por la calle, o alguien que supuestamente te quiere..."
Juan Revenga nos comenta que lo que nunca deberíamos tomar es una cifra absoluta como válida, pero atendiendo a esas tablas archinombradas se puede decir que una persona está en normalidad de peso si pesa un 10% por encima o un 10% por debajo de la cifra que aparece para su género, talla y complexión. "Si quisiéramos tener una referencia más válida, pero no definitiva tampoco, deberíamos aplicar el porcentaje de alejamiento con respecto al Peso Ideal y considerar que el +/- 10% de esa cifra que nos han dado en tablas podría ser considerado como un peso adecuado, no peso ideal."
Cómo calcular tu IMC o normopeso: otra opción
Juan Revenga nos lo explica así: "el normopeso es la definición que incluye a las personas que tienen un IMC entre 18,5 y 25, un índice de masa corporal". Pero él nos aclara que siempre prefiere hablar de peso adecuado o peso válido: "óptimo no, en ninguno de los casos".
Para calcular tu "Índice de Masa Corporal" (IMC) tenemos que dividir los kilos que pesamos por nuestra altura expresada en metros y elevada al cuadrado. Se considera que estamos en normopeso si el resultado oscila entre 18,5 kg/m2 y 24,9 kg/m2.
En esta horquilla puede haber diferencias de hasta dieciocho kilos y considerarse que la persona esté dentro de su peso normal. E incluso si padecemos sobrepeso, con un IMC igual o superior a 25, u obesidad, superior a 30, debemos tener en cuenta que las personas con exceso de peso que realizan ejercicio o se cuidan de forma habitual pueden presentar menos riesgo de padecer cáncer o enfermedades que personas que no lo hacen pero con normopeso.
Entonces ¿cuál es el mejor indicador a seguir?
Para Lucía Martínez como medida de salud la composición corporal es mucho más fiable que el peso: "es decir, qué porcentaje de nuestro cuerpo es grasa, masa muscular, agua, etc. Podemos tener un peso que se califique como "saludable" según parámetros habituales como el IMC, y sin embargo que nuestro porcentaje de grasa esté por encima de lo aconsejable y tengamos una pobre masa muscular y poca densidad ósea. O al contrario, presentar un peso que el IMC marque como excesivo y sin embargo tener una composición corporal excelente."
Juan Revenga nos comenta que el indicador a seguir es una suma de parámetros y nos hace una comparación con un coche de carreras: "si tú quieres saber si tiene opciones de competir no te puedes fijar en el color del coche, no te puedes fijar en las ruedas, no te puedes fijar en el motor, en el combustible, en el chasis,... Te tienes que fijar en el todo. En nuestro caso sucede lo mismo. Es decir, hay una serie de variables sanitarias que hacen un pronóstico de salud. Se obtiene una lectura en la que se miden variables analíticas, variables antropométricas, también de estilo de vida. No podemos fijarnos en una sola variable. Nos gustaría, sería estupendo, somos de etiqueta fácil, de hashtag fácil. Nos encanta tener resultados concluyentes de cuestiones complejas a través de un análisis mínimo y rápido."
"Somos de etiqueta fácil, de hashtag fácil. Nos encanta tener resultados concluyentes de cuestiones complejas a través de un análisis mínimo y rápido". Juan Revenga, dietista, nutricionista y conductor de El Nutricionista de la General.
En este conjunto el peso es una más de las variables, pero no la única. También hay que tener en cuenta la composición corporal, según nos comenta Juan Revenga, y más allá qué distribución tiene ese peso en la la composición corporal, por ejemplo. "O cuanto de los kilos es grasa y cuánto no es grasa, dónde está ubicada esa grasa, porque no es lo mismo si se concentra en unas zonas anatómicas u en otras y contrastar otros factores como valores analíticos como, por poner sólo unos ejemplos, el colesterol, los triglicéridos, los factores inflamatorios, etc.". Es decir, no es sencillo. Hay que ponerse en manos de un profesional para que nos haga un trabajo completo al respecto.
Ancel Keys ya declaró en 1986 algo que sigue vigente en la actualidad: el objetivo que consigamos perder peso para llegar a ese punto del peso ideal es el motor de un gran negocio, el de la cosmética, el de los productos farmacéuticos el de los institutos de belleza, el de la cirugía plástica, el de las terapias alternativas, etcétera y etcétera. Es decir, volvemos de nuevo al punto de partida, el interés económico que hicieron que surgieran aquellas primeras tablas de peso ideal.
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