Si aumentamos la excitación, aumenta la intensidad del orgasmo tal y como nos explica la psicóloga y sexóloga Mamen Jiménez. Pero voy a hacerte una pregunta: ¿Es menos sexo aquel que no lleva implícito un orgasmo?
Lo cierto es que no. El sexo no es menos sexo sin orgasmo, aunque el concepto “imperativo del orgasmo” maneje muchas de nuestras relaciones sexuales. Por suerte, existe un sencillo truco para combatirlo que puede cambiar tus relaciones: la técnica del paseo.
El imperativo del orgasmo
La psicóloga y coach de parejas Ana Fernández afirma que “tenemos una idea lineal del sexo. Creemos que nuestros encuentros deben ir en dirección ascendente hasta liberar toda esa energía en forma de orgasmo y entonces descansar.”
Esa obsesión por el orgasmo, solo consigue que restemos placer y de una manera casi dictatorial, convierte las prácticas sexuales en un trámite enfocado en consumir y acumular orgasmos. Es el llamado orgasmocentrismo, una búsqueda de relaciones sexuales enfocadas solo en alcanzar el clímax.
De alguna manera, los mitos de la sexualidad nos han hecho creer que el orgasmo es imprescindible para disfrutar del sexo. Los expertos llaman a esto el “imperativo del orgasmo”, y lo único que provoca es que creamos que una relación es satisfactoria solo si nos corremos. Pero lo cierto es que pensando así, solo conseguimos añadir presión a las relaciones sexuales y olvidarnos de lo que de verdad importa, disfrutarlas.
La técnica del paseo, el truco para cambiar tus relaciones sexuales
Imagina un paseo por la playa. No vas a ningún lugar concreto, solo paseas por la orilla dejando que las olas te rodeen los pies, disfrutando del olor a salitre, del sol en el cuerpo. Pues haremos lo mismo con nuestras relaciones sexuales.
La técnica del paseo compite con ese pensamiento imperativo del orgasmo y lo aparta por completo, porque consiste en acercarse a las relaciones sexuales como si dieras un paseo, sin expectativas de llegar a ningún lugar concreto. Traducido en términos sexuales, sería no pensar en el orgasmo como resultado.
La sexóloga Mamen Jiménez nos explicaba al hablarnos del ending que “tendemos a pensar en el orgasmo como el fin último del sexo, como el placer total y definitivo... y olvidamos a menudo que estar excitados, muy excitados, es también disfrute”. La técnica del paseo abraza justo eso, olvidarnos de ese orgasmo que a veces nos obsesiona y que buscamos perseguir como si eso del sexo fuera un restaurante de comida rápida.
Para llevarlo a cabo no necesitamos nada más que liberarnos de ese pensamiento y dejar de buscar el orgasmo. Las prácticas que se alejan del coitocentrismo, como el petting, por ejemplo, son una herramienta excelente para conseguirlo. Igual que el método del mapeo sexual, que además de ayudarnos a conocernos y conocer a nuestra pareja, lo que busca es localizar cada una de nuestras zonas erógenas solo con la intención de disfrutarlas.
Esta premisa es la que seguimos con el slow sex, que reivindica cada uno los pasos eróticos como algo fundamental. Centrémonos en pasear, disfrutando de lo que sentimos y vivimos en ese momento, porque lo que menos importa es dónde nos lleve ese camino.
Fotos | Clarisse Meyer y Amelia Bartlett en Unsplash
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