Digamos que quieres entrar a Gucci, Dior, Louis Vuitton y cotillear un poco el género. Soñar despierta con algo bonito a la vista. Pero no quieres que te miren de arriba a abajo como si en la tienda no hubiera nada para ti, o peor, que te inviten a abandonar la tienda como le sucedió a la actriz Gabourey Sidibe en Chanel. Algunos trucos funcionan para que te traten como si fueras una reina y no alguien que se ha perdido en medio de las rebajas.
Luce gafas de sol aunque llueva
Si a Audrey Hepburn y a Victoria Beckham les funciona ¿porque a ti no?. Las gafas de sol crean un halo misterioso que puede disimular los ojos que se te salen de las órbitas al ver el nuevo modelo de Louboutin, o incluso aparentar un gesto de desdén eterno como el de Anna Wintour, quien se sabe que está por encima del resto.
Lleva un vaso de Starbucks
Camina como si estuvieras de paso por la tienda en tu infinita mañana de tareas importantes de tu agenda, acompañada de tu inseparable vaso de Starbucks. Si fuéramos la dependienta nos preocuparía sobremanera que una gota de café cayera sobre el carísimo género, pero este truco funciona.
Contrata un Uber y que te deje en la entrada de la tienda
Para una entrada triunfal en la tienda alquila un Uber de color negro. Como si viajaras con chófer. Mucho mejor aún si vas en limusina.
No toques nada
Cualquiera de las prendas que están tan bellamente colocadas en la tienda son más caras que tu cuota de la hipoteca, así que si quieres observar algo de cerca, pide que te lo enseñen o te lo muestren, no estamos en un mercadillo para poder revolver entre las prendas hasta encontrar la ganga. SPOILER: aquí no la vas a encontrar. Déjate mimar por las personas que están trabajando allí y que te enseñen lo que más te gusta.
Nunca, nunca, nunca, mires el precio o preguntes por él
Se supone que si estás en la tienda es que te puedes permitir todo. Y que ya sabes lo que cuesta. Y que tu banco te da crédito sin dudarlo. Mirar una etiqueta con tantos ceros puede provocarte un microinfarto. Consulta antes de acudir a la tienda el precio online y así, aunque cojas el bolso y lo inspecciones en tus manos, no andarás buscando la etiqueta como si estuvieras en Zara. Qué vulgaridad.
Por supuesto, las apariencias importan
Es mejor ir a la tienda ese día que vienes de la pelu con las mechas recién puestas y el cardado a lo Dinastía (que a ti te horroriza, pero tu peluquera y la dependienta seguro que piensan que es muy high class), taconazos, maquillaje impoluto y la manicura recién hecha, pero no el día que vas en chanclas.
Por si acaso lo dudabas, en Fashionista hicieron el experimento, acudiendo en chándal y deportivas a las tiendas de lujo y, efectivamente, nadie les hizo caso o solo recibieron miradas de desprecio. Las primeras impresiones son importantes, y se trata de aparentar que te pasas por ahí todos los días ¿no?
Haz que hablas por el móvil
Si quieres evitar preguntas incómodas de los dependientes, ponte en modo móvil, fingiendo tener una importantísima conversación con, por ejemplo, tu personal shopper, tu asesor financiero o tu wedding planner.
Ponte encima todo lo que tengas de calidad
Presume de alto nivel en tu look. Debe ser de marca de lujo, no valen ni clones ni falsificaciones, que se suelen detectar a simple vista y más si trabajas en el sector. Pueden ser unas gafas, un reloj, un pañuelo, o un bolso con logo (lo mejor y más fácilmente identificable a primera vista), y póntelo todo encima a la vez cual árbol de Navidad.
Aparenta seguridad
Entra en la tienda como si estuvieras allí todos los días. Acudir a una tienda a echar un vistazo y no comprar, por muy de lujo que sea, es de lo más normal (aunque te emociones tanto ante la estanterías repletas de bolsazos como si estuvieras en Euro Disney), así que no hace falta que babees ni des grititos de alegría al tener cerca toda la ropa que solo ves en las revistas.
Y recuerda, los dependientes están haciendo su trabajo. Si son desagradables contigo es su problema, porque no están cumpliendo su obligación que es atender amablemente a todos los posibles clientes.
Afortunadamente, cada vez hay menos snobismo en las tiendas de lujo y puedes entrar con tranquilidad donde quieras, ya que los dependientes nunca saben si esa veinteañera con vaqueros rotos puede ser una youtuber forrada de pasta o si esa mujer de mediana edad con delirios de grandeza puede tener cortado el crédito del banco porque Hacienda está investigando sus cuentas en Suiza. Las apariencias pueden engañar.
Foto | Pretty Woman
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