Soy una persona que lleva 6 años teletrabajando y sé por experiencia lo que es pasar de un trabajo activo a uno sedentario. En los primeros meses cogí unos kilos, pero lo peor no fue el peso (a pesar de que éste sea el verdadero Imperio Romano para las mujeres), sino que la falta de movimiento empezó a afectar a mi salud.
Tenía dolores de espalda, de hombros, calambres en las piernas y fatiga ocular. Además me notaba muy estresada, con picos de ansiedad muy altos. No conseguía concentrarme, me encontraba siempre cansada, y el colesterol, que tengo desde niña por herencia genética, se me descompensó. También bajaron mis niveles de vitamina D y se me comenzó a caer el pelo.
Me costó un tiempo entender que mi cuerpo necesitaba moverse, y terminé por incluir el deporte como una parada obligatoria en mi día a día y dentro de mi horario, truco que además mejoró mi productividad teletrabajando.
Los riesgos de una vida sedentaria
A nivel científico, pasar mucho tiempo sentados sin movernos aumenta el riesgo de muerte. Este estudio analizó el impacto de estar mucho tiempo sentado sobre la mortalidad de las personas, igual que haría el tabaquismo, el alcoholismo u otros factores de riesgo. Y el resultado es que el sedentarismo es otro factor de riesgo más.
El comportamiento sedentario se asocia además con mayores riesgos de incidencia de cáncer, mortalidad por cáncer y mortalidad por todas las causas, así como una aparición más temprana del cáncer y una esperanza de vida más corta, según este otro estudio publicado en el Journal of Sport and Health Science.
Un dato más de La Sociedad Americana del Corazón: una hora de ejercicio diaria no es suficiente para paliar del todo los efectos de haber pasado ocho horas sentadas. Y no solo nos afecta físicamente. Según este otro estudio, la disminución de actividad física tiene efectos en nuestra salud mental. De hecho, se observó una interacción significativa entre el tiempo que se pasa sentado y los síntomas depresivos.
Qué son las pausas activas
Con las pausas activas, lo que se pretende es reducir ese sedentarismo y con ello, aliviar la fatiga, reducir los niveles de estrés en el trabajo y promover no solo una vida más saludable, sino también una mayor productividad y concentración, eso que se busca con la semana laboral de cuatro días.
Según el Ministerio de Salud y Protección Social, las pausas activas son “sesiones de actividad física desarrolladas en el entorno laboral, con una duración continua mínima de 10 minutos que incluye adaptación física cardiovascular, fortalecimiento muscular y mejoramiento de la flexibilidad, buscando reducir el riesgo cardiovascular y las lesiones musculares por sobreuso asociados al desempeño laboral.”
Es decir, es que cuando hagamos descansos en el trabajo no nos sentemos a tomarnos un café o nos echemos una siesta, aunque sea con el método NSDR. O al menos, que no hagamos solo eso.
Si pensamos en el cuerpo humano a nivel anatómico, no está pensado para pasarse el día sentado. Mi abuela decía que al cuerpo hay que darle mala vida porque sino se acostumbra a no moverse, y sin ser ella experta en deporte, llevaba más razón que un santo.
Cómo aplicar las pausas activas en el trabajo
No es que si estamos trabajando desde casa nos pongamos a meter las cosas en el lavavajillas o tendamos una lavadora, es que dediquemos como mínimo 10 minutos del descanso a actividad física real, como podría ser una rutina de yoga como esta.
Tal y como nos explican los expertos en salud y deporte de Vitónica, hacer ejercicio dentro de la jornada laboral aumenta la productividad, y además, al verse reducidas las bajas médicas de los trabajadores, es beneficioso también para las empresas.
El objetivo de las pausas activas es que un trabajo sedentario no afecte a nuestra salud, y se puede llevar a cabo con una breve rutina de ejercicios que incluya estiramientos, movimientos articulares y diferentes ejercicios respiratorios para aliviar dolores de espalda, estrés y fatiga. Lo que haremos será centrarnos en aquellas zonas que más sufren si trabajamos sentados, como pueden ser las cervicales, las piernas, la zona lumbar o el core al completo.
Tanto si estamos en una oficina como en casa, podemos salir a dar un paseo enérgico, algo que además aumentará nuestra creatividad. También podemos apuntarnos a un gimnasio cerca de la oficina y hacer media hora de ejercicio en un descanso.
Y si esto nos resulta completamente imposible, al menos podemos movernos con algunos de estos siete ejercicios que funcionan para aliviar los dolores de espalda según los expertos.
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