Lo de tal palo tal astilla siempre ha sido un dicho muy recurrente de esos que no siempre se ajusta a lo que hay, pero en el caso de esta madre, y esta hija, no podría ser más fiel a la realidad: Carine Roitfeld y su hija Julia Restoin-Roitfield son como dos gotas de agua, y en el caso de que alguien echara mano del manido recurso del "pero si parece tu hermana", no estaría tampoco faltando a la verdad.
Son casi dos versiones de una misma persona y de una misma filosofia de vida. Siempre juntas, siempre estupendas, con los mismos gustos a la hora de vestir y la misma afición por la moda, las fiestas y los diseñadores. Tienen las mismas poses y repiten los mismos gestos. Se mimetizan y compenetran a la perfección. Vamos, que quebrantan la norma básica entre madres e hijas: no se llevan mal y sí, son amigas, o al menos eso parece.
Julia decidió desde muy jovencita que quería seguir los pasos de su madre, o más bien lo decidió su madre por ella, y con tan solo cinco años empezó a salir en editoriales de las revistas donde su madre, que tambien había ejercido de modelo, trabajaba como estilista freelance.
Carine es una mujer hecha a sí misma pero su sangre burguesa la ha ayudado mucho. Nacida en el seno de una familia acomodada, su padre era un reputado director de cine ruso y su madre, una dama francesa de familia adinerada. Desde jovencita se movió en ambientes bohemios y a los 18 años fue descubierta por un fotógrafo inglés que le propuso posar para él.
De ahí pasó a estilista de la edición francesa de la revista Elle y gracias a su acurado olfato para las tendencias ejerció durante seis años de consultora de moda para primeras firmas como Tom Ford, Gucci e Yves Saint Laurent hasta que en 2001 fue fichada para dirigir la revista Vogue.
Julia, que tiene actualmente 26 años, se graduó en 2006 en la Parson's School of Design y desde entonces ejerce como directoras artística; hace poco se ocupó de la campaña publicitaria de Rock & Republic; y modelo; recientemente la hemos visto como imagen de Accesorize; a tiempo completo.
El amor que le profesan a Givenchy, Balmain, o Azzedine Alaïa es mútuo. A ambas les gustan por igual y ambas tienen un estilo muy determinado y reconocible del que hacen su sello familiar. Aman el negro por encima de todas las cosas y les va el look gótico chic. No dudan en arriesgar y salirse de la norma. Se despiertan con los tacones puestos y siempre, van despeinadas.
Y es que ése es también parte de su encanto.
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