Tras la primera tanda de glamour bien entenido en la sexta edición del New Yorkers for Children Spring Dinner Dance, aquí viene la segunda que nos trae más looks de esos que vale la pena guardar en la retina (y en la carpeta de imágenes del ordenador) para futuras ocasiones especiales.
Difícilmente con un presupuesto ajustado lograremos hacernos con un Emanuel Ungaro como este de la colección de otoño 2008 que nos propone Maggie Rizer, que si bien luce mejor en pasarela porque le sobra la estola de zorro, demuestra que un sencillo vestido de gasa sin demasiado aspaviento (aparte el rosetón en el cuello) es más que exquisito, y que hay que tirar por el camino de lo etéreo antes que de lo recargado.
Para estilismo diferente pero fabuloso, a mi entender, el de Olivia Palermo (a la que ya tardo en dedicarle un mujeres con estilo),y ¿por qué? Porque combina un vestido túnica de inspiración étnica firmado por Zac Posen (primavera-verano 2009) con un blazer que aparentemente no tiene nada que ver pero casa a la perfección con él, y he ahí la gracia. Está perfecta pero nada obvia, y la cartera de mano en color avellana, el pelo lacio y suelto y los pendientes y el anillo folk, acaban de hacer el resto.
Otra que luce de diez es Poppy Delevigne (la siguiente en mi ranking de féminas estilosas) porque nuevamente, sin tirar de vestido de gala, rompe la inspiración flappers de su minivestido de Alberta Ferretti con una cazadora de cuero.
Eugenia Silva viene a confirmar con su look firmado por su gran amigo y mentor, Giorgio Armani, que muchas veces en la sencillez radica lo bello. Sin más.
Leigh Lezark sin embargo es de las que no acierta sin riesgo y tiene además un don especial para que todo lo que se pone parezca que está hecho a su imagen y semejanza. Es curioso que teniendo una imagen tan particular, lleve un Chanel como éste a su terreno y sepa adaptar tan bien cualquier look a su estilo. Y encima que quede niquelado con las sandalias jaula de Yves Saint Laurent.
Lauren Santo Domingo y Genevieve Jones, como siempre, jugaban en su particular liga y hacían gala del estilo que las caracteriza.
La que sabe, sabe, y la que no, tiene que tirar de manual. Y es básico que el toque personal prevalezca sobre cualquier esteriotipo o código de etiqueta para triunfar y conseguir ser elegante.
Fotos | Zimbio