Todos los años con los Oscar llega un debate que a mí me parece bastante absurdo pero que siempre me hace entrar en él por la parte cotilla. La duda es: ¿Penélope Cruz vistió bien o mal sobre la alfombra roja de los Oscar? Es una tradición. Tanto o más como la aparición de Paz Vega en las fiestas del quiero y no puedo pero oigan estoy aquí. Y como toda tradición hay que honrarla.
Entiendo tanta atención hacia Penélope Cruz ya que es la única representación española conocida de forma mundial sobre la alfombra roja y eso siempre despierta el mínimo sentimiento de ver cómo luce una paisana frente a tanta actriz internacional idolatrada (con razón o no). Ella ha sabido crearse su icono de mujer con estilo. Una actriz moderna, de esas que lucen más sobre la alfombra roja que en la gran pantalla.
Por poner un dato: en 2011 solo participó como actriz en una película: ‘Piratas del Caribe: En mareas misteriosas’. En 2010 igual: ‘Sexo en Nueva York 2’. Hay que volver a 2009 para recordar su papel en ‘Los abrazos rotos’. Y aún así, no se ha perdido una alfombra roja de los Oscar. Solo por eso ya merece un buen aplauso.
Ella sigue queriendo ser la actriz clásica que no es. Ese icono que no se logra encima de una alfombra roja sino en la filmografía de cada uno. Obsesionada con el estilo de grandes musas como Sofia Loren. Y claro, las comparaciones son odiosas, más aún cuando se fomentan desde la propia persona. El resto nos limitamos a ponerlo por escrito.
Después de los palos recibidos el año pasado con su vestido de L’Wren Scott tocaba recular, volver a su senda cómoda, en la que el riesgo no existe. Giorgio Armani era un básico seguro en su Alta Costura (Armani Privé), al igual que Elie Saab o Marchesa podían haberlo sido. Pero Penélope Cruz prefirió apostar por lo italiano, de nuevo.
Con un escote barco dejaba sus hombros del nuevo al aíre. Turno para el reluciente collar. La cola en el vestido no podía faltar, la ocasión era para ello, con el respectivo volumen para la falda y una cintura ceñida que la figura ya está recuperada. Todo ello en un azul grisáceo apagado, al igual que su opción a la hora de transmitir clase.
En el peinado los recogidos de años anteriores quedaron relegados a una media melena con raya lateral y detalles ondulados siempre dejando los pendientes al aíre que era un buen momento de lucir las joyas de Chopard.
Lo primero que pensé al ver su estilo de años cuarenta era en una versión de ‘Amar en tiempos revueltos’ filmada por Almodóvar. La idea triunfaría, al menos hasta que llegase la Academia y nominase a otra película como representación española para quedarse fuera.
Fotos | GTres
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