Al ritmo de los compases de Windowlicker de Aphex Twin y en unos salones cuyas paredes estaban literalmente cubiertas por un millón de flores hacía su debut Raf Simons como director Creativo de Dior con la colección de Alta Costura Otoño-Invierno 2012/2013. El estreno, como es habitual, se hizo bajo la atenta mirada desde el front row de los más importantes periodistas de moda y las celebrities de turno, pero esta vez también estaban sentados en las primeras filas algunos invitados mucho menos habituales: Azzedine Alaïa, Pierre Cardin, Christopher Kane, Marc Jacobs, Donatella Versace junto a su hija Allegra, Diane Von Furstenberg, Oliver Theyskens, Alber Elbaz y Riccardo Tisci, y que puede ser interpretado como el espaldarazo de toda la profesión a esta nueva era en Dior.
Como se esperaba, las 54 salidas tienen muchísimos puntos en común con su último desfile para Jil Sander y con el imaginario de la casa a la al que confesó sentirse más próximo en la nota de prensa que se difundió cuando se confirmó su contrato. Incluso las flores que cubrían las paredes estaban presentes encima de la pasarela en el su último desfile para Jil Sander. Quizás son demasiados paralelismos para ser un debut en una nueva marca con un pasado tan bien definido. La opción de Simons tenía que ser la de explorar la sencillez y el minimalismo, sus puntos fuertes, y alejarse del trabajo realizado por Galliano, siempre exuberante, pero en mi opinión es un error buscar la inspiración en el trabajo de algunos de sus colegas belgas (estampados que recuerdan a Van Noten, siluetas que son puro Ackermann), en la que los toques Dior hay que buscarlos en algunas chaquetas o en los volúmenes de algunos vestidos, pero que no están presentes en muchas de las salidas que podrían ser perfectas por su estilo para una colección de prêt-à-porter pero que se quedan bastante escasas a la hora de considerarlas como Alta Costura.
Lo que está claro es que Simons ha optado por crear un nuevo camino dentro de la Alta Costura, alejado de los excesos de lentejuelas y brillos a los que se suele asociar y ha apostado por la sobriedad del negro y los colores planos, con pequeñas concesiones al “principe de Gales” y al “tie-dye”. Puede que más adelante explore el basto archivo de la casa pero que en esta primera colección es tremendamente autorreferencial, incluso en aspectos que pueden parecer secundarios como el gusto por un estilo arquitectónico en los zapatos o la sencillez de los maquillajes.
Un desfile no define una carrera, y probablemente este sea un buen inicio en un momento en el que la sencillez es un valor en alza, pero la Alta Costura no debe perder esa pizca de espectacularidad y emoción y ese puede ser el punto débil del desfile, el olvidar que además de construir un “New Look versión 2012” debe conseguir remover algo más que a los invitados en su sillas (algunos de ellos con visibles caras de aburrimiento).
Fotos | GTres
Sitio oficial | Dior
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