Tras la salida de Alessandra Facchinetti como sucesora del gran Valentino Garavani, sus sucesores esperan tener mayor éxito y así el equipo de diseñadores encargados antes de la línea de accesorios ascendieron a las nubes con esta primera colección que mostraría al mundo si son o no dignos herederos del “último emperador“ romano. Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli tuvieron su gran revelación en la Semana de Alta Costura de París mostrándonos una gran vuelta a los orígenes de la firma.
Mostraron su respeto a un Valentino sentado en la primera fila del evento con ese regreso triunfal a la esencia de la casa. Claro, con su estilo propio, pero trayendo a colación las grandes líneas que hicieran de Valentino uno de los diseñadores más afamados del mundo. Que el desfile abriera con un precioso abrigo rojo de raso de seda no es ninguna coincidencia, pues Valentino es conocido por sus preciosos diseños largos en ese color.
Los colores centrales de la colección fueron muy clásicos, básicamente el rojo, el marfil y el arena proyectaron su brillo en las distintas texturas y modelos. Hubo algunos toques de turquesa, verde, negro y borgoña, pero eran piezas sueltas. Todo se organizó en torno a una paleta muy clásica de Valentino, mientras que la sinuosidad de las telas daba el toque femenino a la figura.
Los volantes, ya fuera en detalles o como capas múltiples, y los drapeados fueron los dos detalles centrales que María y Pier Paolo escogieron para darle el toque más femenino a sus diseños. Sin embargo, no se pudieron olvidar de los moños y las grandes flores de tela como un recurso para añadirle ese sentido a la colección. Extrañamente ví algunos diseños con plumas semejando hojas en un escote o en el ruedo de un abrigo, algo más de la colección de Louis Vuitton de reina de la selva que de Valentino.
Pero eso si, los brillos de los bordados en el mismo color que el diseño si fueorn un acierto de los italianos para darle elegancia a toda esta neuva generación de alta costura que guarda un parecido más similar a lo que se venía haciendo que la propuesta más “renovadora” que había traído la Facchinetti.
Las piezas son completamente Valentino: vestidos largos con aperturas laterales o muy entallados, vestidos de cocktel con flores en el ruedo y caída de chifón, trajes sastre de dos piezas con falda, y abrigos de raso con bordados o plisados que enmarcan una mujer completamente milanesa. Una colección nada fuera de lo normal, bonita, familiar y muy ponible, más no obstante todavía tenemos que probar lo que en realidad Chiuri y Piccioli pueden ofrecer.
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