Cuando váis a comprar, ¿pedís un quitaesmalte o una acetona? Son las dos palabras que más utilizamos para el disolvente de esmaltes de uñas pero no tienen por qué compartir la misma fórmula. Mucho mejor si es sin acetona, como los tres ejemplos que os traigo.
La acetona es uno de los disolventes posibles que disuelve la laca de uñas de nuestra manicura pero es abrasiva, es decir, agrede tanto las uñas como la piel alrededor de éstas. Si vuestras uñas se resecan, se laminan o se debilitan, una posible causa es vuestro quitaesmalte.
En la primera foto, el quitaesmalte sin acetona de Deborah (5,10 euros). Es el envase color rosa, existe uno con acetona (envase color violeta, cuesta 4,60 euros). ¿Por qué hay dos? Por precio, los sin acetona son más baratos. Y como todo, a la larga lo barato sale caro. Si el precio a pagar son uñas quebradizas y cutículas resecas, no es una buena opción.
Con aroma a vainilla, el líquido rosa tiene propiedades hiratantes y regenerantes.
En el catálogo de Mavala, lo mismo. El quitaesmalte libre de acetona es el de color rosa (100 ml./7 euros), el azul contiene algo (100 ml./6,45 euros). Aun así, se trata de quitaesmaltes de calidad, los he usado ambos y ninguno de éstos deja la uña blanca cuando lo utilizas. Si tienes las uñas débiles por naturaleza, te aconsejo el libre de acetona.
El producto número 6 de la nueva gama de limpiadores de Lola Make-up es también un quitaesmalte sin acetona. Contiene 150 ml. y cuesta 4,95 euros. La fórmula está enriquecida con Panthenol, tiene propiedades nutritivas y suavizantes.
Los precios de este tipo de productos cosméticos suelen sorprender a muchas usuarias. Por supuesto que existen quitaesmaltes baratos por un precio alrededor de 1 euro y menos. En mi opinión, gastar entre 5 y 7 euros en un producto que no caduca fácilmente, que se conserva bien y que dura mucho, vale la pena.
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