Se que muchas de vosotras (especialmente una) os estaréis preguntando al ver este titular ¿así estamos? ¿En pleno siglo XXI con consejos para conquistar a un hombre? Y lamento comunicaros que sí, así estamos, aunque la buena noticia es que ya no valen todos los consejos.
La Revista Glamour tuvo que retirar recientemente un artículo sobre este tema, después de recibir críticas y quejas de todo tipo en la red sobre la ridiculez y falta de sentido de sus propuestas para enamorar y The Guardian ha aprovechado la ocasión para publicar sus propias recomendaciones, con la diferencia de que esta vez se han apoyado en la ciencia para formularlas.
Es muy probable (y muy recomendable) que tengas cosas mucho más importantes en las que pensar, más allá de cómo conseguir que un hombre se enamore, o mejor dicho, se vuelva psicológicamente dependiente, de ti, pero, ¿no te pica la curiosidad? Si es que sí, sigue leyendo.
1. Condicionamiento operante: ¡Sigue así bonito!
Esto consiste en tratar al hombre, básicamente, como si fuera un animalito. Pero no me malinterpretéis, no pretendo menospreciar a nadie, lo digo porque fue experimentando con gatos, ratas y palomas, como psicólogos célebres como Edward L. Thorndike y posteriormente B.F Skinner desarrollaron sus teorías, que acabaron dando lugar a la Ley del Refuerzo:
Cuando a una conducta emitida por un organismo le sigue la aparición de un refuerzo, la probabilidad de que ese organismo emita dicha conducta aumenta.
Skinner utilizaba, allá por 1920, una caja en la que cada vez que el animal activaba una palanca recibía comida como premio. El resto ya lo podéis imaginar, las probabilidades de que el animal repitiera la operación aumentaban considerablemente con cada recompensa.
Esto, conocido también como refuerzo positivo, se utiliza mucho para conseguir que humanos y animales aprendan cosas, aunque también está la versión de refuerzo negativo, por ejemplo lograr que el animal apriete la palanca para evitar que le sigan administrando una descarga eléctrica.
Por suerte el artículo no habla de electrocutar a nadie, pero sí sugiere que cuando el hombre que te gusta te dedique algún piropo, tiempo, o cualquier señal de que está por ti, lo refuerces con su comida favorita, una cerveza fría o cualquier capricho que sepas con certeza que está entre sus predilecciones. Puedo imaginarme la situación; - Qué guapa estás hoy Teresa. - ¡Oh mira patatas fritas! Abre la boca.
Otra alternativa que proponen es hacerle pagar caro cuando su comportamiento no es el que deseamos, pero dudo bastante que se pueda conquistar a alguien así, como mucho conseguir que te aborrezca o minarle la moral hasta tenerlo totalmente dominado. ¿No suena muy ético verdad?
2. Objetivo: ser idénticos.
Contradiciendo la sabiduría popular, que dice que los opuestos se atraen, son varios los estudios científicos que determinan que nos sentimos atraídos por las personas que se nos parecen.
Desde la psicología esto se puede explicar por tres motivos:
- Tendemos a relacionarnos con personas similares, además compartir intereses hace más fácil que pueda iniciarse una relación.
- Creemos que si somos parecidos es más probable que le gustemos a la otra persona.
- Las personas con opiniones, preferencias etc. similares están validando nuestros propios criterios y valores, y a todos nos gusta creer que nuestra forma de ver el mundo es la correcta.
Esto, que surge de forma espontánea, se puede forzar, especialmente en esta época en la que es mucho más fácil acceder mediante las redes sociales y la constante exposición de lo que hacemos, a cuáles son sus libros favoritos o que prefiere hacer el domingo por la mañana.
Lo que ya parece más complicado es conseguir una similitud física (otro factor de atracción), cuando esta no existe inicialmente. ¿Cirugía? ¿Dejarnos barba? ¿En serio vamos por buen camino?
3. No tiene elección
Si el consejo anterior parecía difícil, este lo es más todavía. En realidad es una recomendación trampa porque no se apoya en un estudio científico, sino en que utilices las conclusiones de algunas investigaciones para convencer a tu amado de que el libre albedrío no existe.
La idea, apoyada por algunos neurocientíficos, insinúa que la actividad responsable de cada acción se produce antes de que nosotros la percibamos de forma consciente. Lo que vendría a decir (un poco cogido con pinzas), que no somos responsables de nuestros actos, y de ahí a que no existe el libre albedrío. Conclusión: Le toca quedarse contigo y punto.
Contras:
- Hay también multitud de estudios que desmontan esta teoría.
- Si tienes semejante poder de convicción ¿para que necesitas apoyarte en estudios científicos?. Plantéate dominar el mundo o algo.
4. Se acabó el sudar
Esta sería más bien una medida de conservación, ya que se ha descubierto en investigaciones recientes que las mujeres somos sensibles al olor y sudor de un hombre, hasta el punto de que puede ser determinante para que nos sintamos atraídas por él. Si tenéis que coger el metro a hora punta seguro que estáis muy de acuerdo con esta idea.
Pero mejor no perdamos el tiempo cuestionando, nuestro objetivo es conseguir que nuestro hombre no sude, no importa cómo, hay que evitar que se mueva, que tome el sol, que beba líquidos y cubrirlo de antitranspirante de arriba a abajo. Tampoco descartemos el botox, Sharon Stone ya se aseguró hace años de que ninguna fémina le robe a su retoño.
5. Síndrome de Estocolmo
Estaba claro, siguiendo los puntos anteriores, que de alguna forma u otra íbamos a acabar aquí. Puestos a manipular y entrometernos en las decisiones de otra persona ¿por qué no pasar directamente al secuestro?
Así podrás activar en el futuro padre de tus hijos el Síndrome de Estocolmo, una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro interpreta los gestos del secuestrador como actos de humanidad, y acaba desarrollando hacía él (en este caso tú) un fuerte vínculo afectivo.
A Antonio Banderas le funcionaba en Átame con Victoria Abril, pero no descartaría la posibilidad de que ser joven y guapo tuviera algo que ver.
6. No lo hagas
Este consejo no tiene una base científica, pero es con diferencia el más sensato de todos. ¿De verdad vale la pena tanto esfuerzo dañino para conseguir enamorar a alguien? ¿Todavía queda gente que piensa que manipular a los demás (o intentarlo) está bien?
Ya os habréis dado cuenta de que estos consejos con base científica son bastante locos, pero no más que los que solemos encontrarnos por todas partes intentando presentarse como “algo serio”. Y el peor problema no es solo lo esperpéntico del asunto y las pocas probabilidades de que estos tips funcionen, sino el trasfondo siempre maquiavélico de tratar de retener a nuestro lado a alguien, incluso contra su voluntad.
El amor no tiene nada que ver con eso, así que mejor dedicar nuestro tiempo a cosas mucho más provechosas, como por ejemplo, disfrutar de la vida. Solas, acompañadas... ¿Qué más da?
Foto | Cordon press