Una vez que hemos decidido qué tipo de peinado vamos a llevar en la boda llega el momento de decidir los complementos que van a llevarse en el mismo. No es tema baladí, puesto que unos complementos mal elegidos pueden tirar por tierra un recogido realizado con mimo. Las principales opciones son: la típica diadema o tiara; flores (naturales o artificiales); peina o peineta; horquillas o barrettes e incluso plumas para las más atrevidas.
Lo más importante es tener en cuenta que el look final debe ser equilibrado, es decir, que igual que no quedan bien demasiadas joyas, tampoco queda bien que el accesorio capilar sea lo que más llama la atención del atuendo final. El velo condiciona bastante la elección del accesorio, ya que el llevarlo o no y el estilo de éste exigirán un tipo de complemento u otro.
- Diademas y tiaras: En la actualidad no están muy de moda, ya que las novias actuales se decantan por otras opciones. Exigen velo y lo ideal, si quieres usarla, es que sean lo más sencillas posibles. Quedan mejor con trajes sencillos y sin mucho detalle. Dentro de esta opción hay algunas variaciones muy ponibles, como las llamadas diademas dobles (una pieza con dos diademas muy juntas), que se ajustan perfectamente al pelo.
Flores: Naturales o artificiales son una opción que queda muy fresca y juvenil. Se pueden elegir las mismas que lleva la novia en el ramo o bien otras totalmente distintas que incluso den un toque de color (por ejemplo, rojas). En la floristería os las prepararán para que lleguen frescas al día de la boda, directamente a la peluquera.
Peinas y peinetas: Sin duda uno de los accesorios más usados por las novias de los últimos años, ya que se prestan a los velos tipo mantilla que se cogen a la parte inferior de un moño bajo. Ideales para novias clásicas, la propia peina puede ser parte importante del atuendo.
Horquillas o barrettes: Este tipo de horquillas largas y elaboradas se pueden usar en peinados más sueltos y juveniles, sin mucha parafernalia, y son ideales para novias jóvenes o incluso para bodas por lo civil que no tienen el boato de las religiosas. Una melena ligeramente ondeada y prendida con dos barrettes queda perfecta.
Por último las plumas son otra opción válida, aunque exige una sofistificación tanto en la novia como en el traje. Es una apuesta arriesgada, pero es que nuestras lectoras también lo son.