Como ya hemos comentado alguna vez, es mucho más efectivo a largo plazo seguir unos hábitos saludables en cuanto alimentación y hacer algo de ejercicio que torturarnos con dietas milagro, por eso en esta Primavera en forma vamos a proponerte un cambio importante y necesario; si estás enganchada a la comida basura, llegó el momento de decirle adiós.
Todo tiene cabida en nuestra dieta diaria en su justa medida, pero los alimentos con exceso de grasas y azúcares que apenas aportan nutrientes es mejor reservarlos para ocasiones puntuales. No es fácil, porque realmente atrapan, pero tampoco imposible, a continuación os contamos cómo.
Voluntad y un objetivo claro
La idea de perder algunos kilos flotando en el aire como algo abstracto puede no ser una motivación suficiente para resistir la tentación, por eso es importante tener unos objetivos claros y el propósito de cumplirlos.
Para ello ayuda saber que la comida basura en exceso no solo engorda (¡Y mucho!) si no que también afecta a nuestro estado de ánimo, envejece nuestra piel, favorece la celulitis y puede acarrearnos problemas graves como diabetes, enfermedades cardiovasculares, obesidad mórbida o carencias nutricionales severas si nos limitamos a consumir este tipo de alimentos.
No se trata únicamente de vernos bien ahora, sino también de procurarnos un futuro mejor, en el que seguir manteniéndonos sanas y fuertes todo el tiempo que sea posible.
Esto podemos conseguirlo prestando un poco de atención a lo que comemos, y si recurrimos al fast food, las chucherías, la bollería industrial, las bolsas gigantes de patatas fritas y derivados etc. demasiado a menudo, empezar por planificar una reducción de su ingesta a dos o tres veces por semana, que podemos ir disminuyendo progresivamente.
Si tenemos mala memoria (al menos yo, la tengo malísima) nada mejor que anotar en una libreta o añadir un palito en la agenda para los días ya gastados. La mayoría de las veces no comemos mal a propósito, el problema está en que no nos fijamos. Una vez somos conscientes y tenemos buenas razones la voluntad ya lo tiene más fácil para empezar a hacer su trabajo.
Alternativas caseras que saben y sientan mejor
Los sabores dulces, salados o más grasientos nos atraen, esto es una realidad, también lo es que cuanto más los consumimos probablemente más nos van a apetecer, por lo que no resulta fácil parar esta espiral de golpe.
¿Tengo que renunciar a mi hamburguesa con patatas para siempre? Pues no, pero ¿Por qué no prepararla en casa con carne magra, pan de calidad y bien aderezada con lechuga, tomate o las hortalizas que más nos apetezcan? En mi caso, como no como carne, suelo prepararme unas hamburguesas de lentejas, de soja texturizada o de tofu, que aunque esté mal que yo lo diga, no están buenas ¡están buenísimas!
Las alternativas caseras siempre van a ser más saludables, podemos adecuarlas a nuestro gusto y además nos ayudan a quitarnos antojos puntuales. Por ejemplo, desde que descubrí la receta de patatas fritas al horno, ya no las como de otra manera, y cuando le coges el punto a las pizzas caseras, difícilmente te apetece comer otras.
Puestos a darnos un capricho, mejor un puñado de frutos secos, unos encurtidos o unos taquitos de queso fresco que atiborrarnos de ganchitos o similares, ya que con estos últimos resulta muy complicado comer poco. Con algo de imaginación a todo podemos encontrarle sustituto.
Cuando nos falta tiempo
Algunas veces recurrimos a precocinados demasiado calóricos o a la hamburguesería más cercana simplemente por cansancio o falta de tiempo, para esos días podemos tener varios comodines en la despensa que nos sirvan de ayuda, con los que preparar un plato completo en cinco minutos.
Legumbres cocidas (ideales para hacer una buena ensalada completa), arroz integral ya cocinado, lechugas limpias y cortadas, verduras (brócoli, coliflor, zanahoria etc.) para microondas, conservas de pescado o vegetales al natural, alimentos para cocinar en un momento a la plancha, o incluso verduras, setas etc, congeladas sin aditivos, nos servirán para salir del paso, comer bien y sentirnos saciadas.
Siempre será mejor un bocadillo preparado en casa con pan integral, acompañado de un gazpacho o un par de tomates aliñados, que alguno de los menús que podemos encontrar en la mayoría de cadenas de comida rápida, con el que siempre vamos a superar los niveles de azúcar y grasas recomendados, o un kebab que puede llegar a superar las 1000 calorías.
Las prisas se pueden compensar con preparaciones sencillas, así que una vez tenemos todas las herramientas ya solo nos queda ponernos manos a la obra. ¿Empezamos hoy?
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