Menos mal que estas ampollas fueron un regalo de una amiga farmacéutica para que pudiera probarlas, porque si tengo que pagar los casi 30 euros que valen me hubiera sentido bastante estafada. Ella dice que se venden como rosquillas, fruto, probablemente, de la gran fama que ha adquirido la marca Endocare.
Endocare basa sus productos en baba de caracol, ingrediente supuestamente regenerante y cicatrizante que ayuda a mantener las arruguitas a raya. Muchas fueron las famosas que salieron cantando las excelencias de esta marca hace un tiempo. Yo no he probado nunca sus productos, es decir, su crema y su serum, y esta ha sido mi primera aproximación a la marca.
El pack tiene 7 ampollas de 1 ml cada una, en unos viales muy pequeñitos que sólo vienen llenos hasta la mitad. Después el producto es muy fluido, es decir, que te da para la cara, para el cuello y te sobra (yo me lo aplicaba en manos y brazos). No tiene olor destacable y se extiende muy bien, aunque luego tarda un poco en absorberse.
Si me daba crema de tratamiento detrás tenía dificultades para extenderla, así que decidí aplicármelas por la noche y no usar hidratante o nutritiva después. Tras el tratamiento de 7 días tengo que decir que no he notado ningún efecto. Y cuando digo ninguno quiero decir ni bueno, ni malo, como si no me hubiera aplicado nada nuevo sobre la piel.
Me parece un poco extraño que unas ampollas que vienen concentradas de un ingrediente supuestamente muy activo no logre que vea en mi piel ni la más mínima señal de cambio. Ni me he visto más hidratada, ni la piel más jugosa, ni las arruguitas difuminadas. Y no son nada baratas.
Por lo tanto yo no os las recomendaría, aunque ya sabéis que en belleza cada persona es un mundo. Aún así, tras terminar las ampollas, he recibido comentarios de otras usuarias igual de descontentas, así que me temo que en este tema no voy desencaminada.
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