El hidroxitirosol, elemento que está presente en el pescado, es un potente antioxidante natural presente en también en el aceite de oliva. Dos productos que ya sabemos son claves en nuestra dieta.
Los lípidos del pescado son una importante fuente de ácidos grasos omega 3 (AGPI), de ácido eicosopentanoico (EPA) y de ácido docosahexanóico (DHA). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta de estos componentes debe suponer entre el 1% y 2% de la ingesta energética total. De acuerdo con la aplicación de estas directrices, muchos de los alimentos que se comercializan hoy en día están enriquecidos con estos compuestos, como leches, yogures o panes.
En recientes estudios se midió el efecto inhibitorio de ambos compuestos mediante diferentes técnicas y los resultados mostraron que el hidroxitirosol es altamente eficaz en la inhibición de la oxidación lipídica en los tres diferentes tipos de pescado. Los resultados llegaron a la conclusión que ambas sustancias poseen un poder altamente antioxidante. De esta manera se puede considerar el hidroxitirosol como un potente antioxidante presente de forma natural en algunos alimentos y encargado de inhibir la oxidación lipídica. No sólo se alarga la vida de los alimentos, sino la nuestra a largo plazo con su ingesta.
En los últimos años, los antioxidantes sintéticos, frecuentemente utilizados en la industria, están siendo sustituidos por antioxidantes naturales. La principal causa es la reevaluación de las propiedades físicas y químicas de los sintéticos, ya que se sospecha de la posible toxicidad de los componentes que se forman durante su degradación. El uso de antioxidantes naturales, que tienen la capacidad de evitar el deterioro en los alimentos, se perfila, por tanto, como un método eficaz a la hora de prevenir o disminuir los efectos de la oxidación. Parámetros como la temperatura, la velocidad de calentamiento, la humedad, el pH, la presión o la presencia de ingredientes entre otros, son los que influyen en la velocidad de la reacción de oxidación.
Diversos estudios indican que es preferible ingerir una variada cantidad de antioxidantes y no sólo dos o tres tipos, porque una vez los antioxidantes empiezan su labor no controlan el tipo de radical al cual atacan. Unos veces atacan a un tipo, mientras que otros se encargan de otro tipo de radical libre. Al mismo tiempo, se debe tener en cuenta que, una vez el antioxidante ha hecho su trabajo, se convierte también en un radical libre. De la misma manera que nuestras células hacen en su caso, ha cedido un electrón. Llegado este punto el organismo debe combatir este nuevo radical. La opción más factible es la aparición de un nuevo antioxidante que evite su degradación o, en caso contrario, el nuevo radical podrá reaccionar con células del organismo y podría causar daños en éstas.
Un poco de ciencia para darnos cuenta de la importancia de una dieta variada y rica en antioxidantes que nos ayuden con esos tratamientos de belleza. Si el pescado ya sabíamos que era bueno, ahora, con más motivo, será un gran aliado.
Vía | Consumer