A pesar de que cada día la información sobre cremas es más extensa muchas personas nada más llegar a casa tiran la caja con el prospecto dentro, adiós a las instrucciones y saber cuando y cómo debes de aplicártelas. Lo más que leerás en el tarro será en muchos casos, día o noche. Lo mejor es saber cuando son necesarias ya que dependiendo de la hora que sea la piel tiene distintas necesidades.
Mañana. El metabolismo está muy activo, se queman más grasas y mejora la circulación. Pues a esas horas tan tempranas hay que aplicarse las anticelulíticas, después de la ducha (los poros están abiertos) y con un masaje ascendente e insistiendo en las zonas más conflictivas. Por supuesto que si las aplicas también por la noche doblarás el beneficio de la crema. En la cara las hidratantes para que proporcionen humedad en la piel y eviten que se evapore el agua de la epidermis.
Tarde. La piel durante 5 o 6 horas permanece más inactiva. Pero si tienes la piel apagada y seca puedes aplicarte durante la tarde crema nutritiva ya que a estas horas la piel se vuelve más permeable y actúan más en la epidermis.
Noche. La etapa horaria perfecta para casi todas las cremas y tratamientos. Regeneradoras: reparan las células dañadas, antibolsas: contrarrestan la retención de líquidos que se produce por la noche, reafirmantes: aportan elementos tensores para evitar la flacidez en la piel, antiarrugas: muy necesarias para evitar que avancen más en el tiempo, aportan elementos y vitaminas que las previenen y difuminan.
Si lo que quieres es una ayuda extra lo mejor será que antes de aplicarte algo por las noches te des un baño nocturno, el agua caliente abre los poros y si completamos con un peeling corporal y facial eliminaremos células muertas y todas las cremas tendrán mejor entrada en nuestra piel.