Siempre decimos que no tenemos tiempo. Lo difícil es encontrar esos diez minutos que se necesitan para una mascarilla, la manicura o aplicarnos el tratamiento corporal. Todo es cuestión de organización y motivación.
Cuando vayas a la ducha, no vayas sólo a lavarte. Quiero decir que aproveches cada día para realizar uno de los muchos gestos de belleza que tienes en esa larga lista para “cuando tenga tiempo“. Un día será depilación de axilas, otro pulir las duricias de los talones, o utilizar el gel exfoliante corporal (seguro que algunas lo teneis abandonado).
Os explico una de mis duchas multitareas. El día que decido hacerme una mascarilla capilar, el tiempo de espera (10-15 minutos) lo paso dentro de la ducha. Es el momento perfecto para un peeling facial. Miento: lo que suelo hacer es limpiar los azulejos de la ducha. ¡Y a fondo!
Al salir, las uñas tienen las cutículas más blandas que cuando metes la mano en el recipiente de la manicura: es el momento ideal para usar los alicates de las pieles y dejar tus uñas limpísimas. Odio tener que esperar con las manos en el agua para hacerme la manicura y siempre acabo por sacarlas antes de tiempo. Así, no me da pereza.
Total: en unos 20 minutos he podido hacer la mascarilla del pelo, la limpieza de las paredes de la ducha cómodamente y las pieles de manos y pies en un plis plas. Como dije, es cuestión de organización.
Foto | Eduardo Loureiro, Piulet
En Arrebatadora | El agua de la ducha como tratamiento