No estoy hablando de ropa interior erótico festiva, ni para momentos especiales. Es justo al revés, estoy hablando de braguitas que usamos esos días… en que vamos a estar solas, en que vamos a pasar mucho tiempo en el trabajo y queremos estar cómodas, en días en que no tienes previsto ninguna cita… en días nuestros, propios, para dormir a pierna suelta, ¡hasta de felpa si es invierno!
Lo dicho, braguitas para esos días en que la comodidad es la máxima. Siempre estamos hablando de estar arrebatadoras casi en cualquier momento del día, de la noche, de la madrugada, en la playa, en invierno. Pero… ¿qué hay de los días en que prima la comodidad? ¿Qué hay de esos días en que la máxima es: “hoy, cómoda y feliz”. Yo lo reivindico.
Creo que todas o casi todas tenemos dos cajones de ropa interior: el normal, mezclando lo bueno y más nuevo con lo más atrevido; y el otro cajón normal que suele ser la ropa interior más cómoda, seguro que más vieja, más ancha, de colores más neutros… y que seguro sólo usas de vez en cuando, y en esos momentos cuando tu pareja no te va a ver.
¿Nunca hes escuhado la frase “¿bragas grandes y de color carne, eso no es de abuelas?” Sí, suena a risa… pero nos ha pasado a muchas… ya sea para que no se transparente una falda o pantalón, ya sea por trabajo, por comodidad, porque son infinitamente más suaves que las de encaje, lazos, transparencias, dibujos, colores, y demás complementos.
Todas tenemos braguitas cómodas, viejas y muy feas, sí. Es una verdad que hay que decir, y todas o casi, hemos escuchado esa frase más propia de Bridget Jones que de la vida real. Pero es que la vida real es cómica.
Y nuestros cajones están divididos por categorías casi profesionales: arriba, las de diario, y depende de qué vayas a hacer, dos subcategorías:
- las braguitas normales, blancas o de colores suaves
- las braguitas erótico-festivas, abiertas a la imaginación
En otro cajón, los tangas, también divididos:
- de colores neutros
- los tangas más festivos con adornos varios
Es posible que se añadan culottes y brasileñas, dependiendo de lo que te guste la ropa interior, yo soy fan y formo parte de las encuestas que gastan mucho dinero al año en ropa interior; de hecho, hasta cuando hice el Camino de Santiago hace años compré en la farmacia desechables para no llevarlas colgadas en la mochila mientras se secaban, ahí ya tenía los calcetines.
Pero volviendo al tema. Hay tangas que no son cómodos para hacer deporte. Hay braguitas que para dormir son tan cómodas… hay culottes perfectos para algunos vestidos; brasileñas para citas más íntimas; y cuando llega la confianza… todo se mezcla. ¡Todo!
Por eso, si llega el momento en que tu pareja te dice algo de tus braguitas color carne, o azules ya casi descoloridas por el uso, pero tan cómodas y tan suaves que para una larga jornada de trabajo son perfectas… dile que son las de suerte… a ver qué responde…
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