Dentro de nuestra colección de productos míticos no podía faltar el brillo Blizzard de Chanel, que quedó agotado de los puntos de venta allá en 2002, cuando salió al mercado, y que aún hoy es uno de los productos más vendidos de la marca francesa. En la gama de Levres Scintillantes (en Estados Unidos Glossimers) dio el campanazo con un tono rosado con brillitos, atrayente y que quedaba bien a todo el mundo.
Estos brillos de Chanel tienen dos texturas distintas: la más cremosa y mate, sin brillos (de la que os recomiendo Praliné, una especie de Blizzard más oscuro) y la que lleva shimmers, es decir, pequeños brillitos que dan un toque más sofisticado a los labios pero no tanto como para hacerlos poco apropiados para el día. Blizzard queda muy bien, en general, a todo tipo de pieles, pero sobre todo a las que no sean demasiado claras o estén bronceadas.
El aplicador es de tipo esponja-yo lo prefiero ante el tipo pincelito de, por ejemplo, Bobbi Brown-y el brillo dura bastante, ya que la cantidad es mucho más generosa que las de otras marcas del mismo segmento de mercado (BB, MAC, Dior...). Os lo recomiendo para el día y, sobre una barra nude-rosada, también para la noche.
